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domingo, 10 de octubre de 2010

Las opciones del segundo dia...



Las opciones del segundo dia
Por Oli
(Apto para todos, creo!)



Hola amigas de Chocolate Coreano!

Hoy quiero contarles mi historia…


Mi nombre es Patricia, soy de Argentina y hace aproximadamente 2 años me recibí de médica. Tuve buena suerte, pues apenas eso sucedió entré en como residente en un hospital de mi ciudad.
Las cosas marchaban muy bien, era valorada por mis jefes, mis pacientes me querían, y mi relación con mis compañeros era muy buena. Pero un día, llego a nuestro nosocomio una invitación de una fundación para la salud mundialmente famosa, en la cual convocaban a profesionales médicos a un intercambio profesional y sociocultural, con colegas de diversas partes del mundo. La verdad es que la idea me llamo la atención desde el principio, apenas llegue a casa hice el comentario, yo nunca había tenido la oportunidad de hacer viajes al exterior por mi situación económica, y esta podría ser una ocasión de conocer gente y lugares nuevos, otras costumbres, otras realidades. La verdad es que también sentía temor por lo que pudiera llegar a surgir de todo esto, así que no fui al primer día de inscripción, pero con el aliento de mi hermana, tome la determinación de probar suerte y fui al día siguiente. Habían opciones para ir en America a Estados Unidos, en Europa a Francia, Italia, Alemania, Holanda, España y Rusia, en Asia a Japón, China y Corea del Sur, y en África a Egipto y Sudáfrica. Me apeno haber sido tan lerda, ya que para el segundo día los lugares que a los cuales yo aspiraba ya estaban ocupados, así pues solo quedaba un lugar para Rusia, China, Corea, y Sudáfrica. El calor y el frío extremos a mi me apabullaban, así que descarte Rusia y Sudáfrica de entrada, entonces opte por China. Los requisitos de visas y papeleos que exigían rozaban el absurdo, y ya que Corea quedaba relativamente cerca, y sus requisitos eran mas sencillos, opte por el que seria el viaje de mi vida.
Las cosas se sucedieron rápidamente, prepare todo para esos tres meses fuera de casa, y tuve muchos festejos de despedida. El día anterior a mi partida llego Jun Sun Rie, una linda doctora que no hablaba nada de castellano!!! Gracias a Dios el programa de intercambio ya lo había previsto, y todos contaríamos con un traductor que seria nuestro escolta todo el día y que también nos enseñaría poco a poco el idioma local. La ansiedad del viaje no me dejo dormir varios días previos al evento, así que en cuanto apagaron las luces del avión al despegar de nuestra escala en Dallas mi cuerpo cayo en un sueño, el cual me dio la impresión de haber sido un especie de túnel a la dimensión desconocida, ya que cuando desperté luego de mas de 30! horas de viaje llegando al  aeropuerto Incheon de Seúl, tenia la sensación de seguir aun soñando. Mi compañera de asiento, una uruguaya que viajaba por negocios, me pregunto si había tomado algo para dormir, pues la azafata al verme en ese estado se limito solo a ponerme una manta encima. Fui hasta el baño del avión antes de la señal de abrochar cinturones, y mi cabello parecía haber sufrido la embatida de un tornado, me arregle un poco, lave mi cara y observe en el espejo la cara de susto que tenia. Lo que se aproximaba era efectivamente la dimensión desconocida.
Ya caminar por la manga de descenso fue atípico, salir al hall de inmigraciones con todo el mundo hablando de una forma totalmente extraña para mí, me dejo medio pasmada. Mi compañera de asiento me tomo del brazo y me dijo –Vamos, es por aquí. Con una sonrisa un poco burlona en su cara. El oficial de inmigraciones me saludo cordial, primero en coreano, y al ver que no lo entendía comenzó a hablar en ingles, gracias mamá por insistir con que estudiara ese idioma!!! Jeje!!! Todo en orden. Luego pase al hall de recepción y allí divise entre un montón de gente a una chica que agitaba en alto una pancarta con mi nombre. Al llegar hasta ella tomo una de mis maletas y me saludo alegremente con un castellano tan claro como el mío –Hola! Bienvenida a Seúl! Mi nombre es Vanesa Kim. La mire sorprendida y entendió el porque. Me contó que era hija de inmigrantes coreanos en Argentina, sus padres llegaron muy jóvenes junto a sus abuelos, allí se conocieron y armaron familia, y ella al terminar el secundario decidió venir a Corea a perfeccionar el idioma paterno y a interiorizarse en las costumbres típicas del país, para luego volver y enseñarlas a los descendientes que viven en Argentina. Todo eso me pareció genial. Inmediatamente nos sentimos amigas, y eso me ayudo a pasarla mejor.
Llegamos al apartamento en el cual yo viviría, y ya la forma de abrir la puerta, toda digital, era desconocida para mi, por supuesto que ella rió con mi expresión. El lugar era pequeño, pero muy calido y luminoso, dejamos los bolsos, me cambie de ropa pues el clima es muy húmedo y salimos a caminar y a conversar. Nos sentamos en un puesto callejero y probé la comida local, que era un poco picante, ella me ofreció soyu, pero con el jet lag la cabeza me latía así que desistí. Volvimos al apartamento, y al despedirse me dijo –Prepárate, mañana es el gran día. Y valla que lo seria.
Vanesa me recogió temprano en la mañana y partimos en taxi hacia el hospital. El edificio era moderno y con grandes jardines en el frente, al entrar una recepcionista nos saludo haciendo reverencia, lo cual imite, y nos condujo hasta una oficina donde nos esperaba un hombre de unos sesenta años que vestía una larga bata blanca y corbata y que nos saludo reverenciando repetidamente y sonriéndonos. Vanesa me presento y me dijo que el señor era el jefe del servicio de Medicina Clínica, que estaban muy contentos con mi llegada y que todos me esperaban con ansiedad, luego fuimos hasta la sala de internacion, donde todos me esperaban reunidos en grupo y me saludaron al unísono. La verdad fue muy gracioso. Una mujer vestida de blanco me acompaño hasta el vestuario y me entrego mi uniforme, pero me dijo que si quería podía solo vestir guardapolvo sobre mi ropa informal, que es más parecido a lo que uso en mi país. Mientras me dirigía nuevamente a la sala después de cambiarme, me cruce en el pasillo a dos hombres, uno de unos treinta y cinco años, que reprendía duramente a otro muy joven, como de veintidós años, ambos vestían el uniforme del hospital. El mayor se veía rudo, alto, como de un metro ochenta, y tenía el rostro rojo y lleno de furia. Al dejar al mas joven giro y me llevo por delante con el hombro, lo que casi me tira. Me miro furioso, y me dijo algo inteligible, luego siguió su camino, seguido del más joven que caminaba rápidamente, con la cabeza gacha, tratando de alcanzarlo. La verdad quede anonadada, cuando me reuní nuevamente con Vanesa y le conté lo sucedido se sorprendió, y me dijo que era algo muy raro. El día pasó rápidamente, mis colegas cooperaban conmigo todo el tiempo, y siempre me sonreían y eran cordiales, y al extraño hombre furioso no lo volví a ver.
Los días se sucedieron tranquilamente, médicos y enfermeras de la sala me trataban como si siempre nos hubiésemos conocido, y charlaba con ellos y con los pacientes que tenia asignados através de mi sombra, la adorable Va Ne, como le decían allí. Los pacientes se sentían a gusto conmigo, y todos sonreían cuando yo reía, pues según me contó Vane, les resultaba fuera de lo común mi sonrisa desenfadada y mi carácter jovial, así que esa afirmación me permitió sentirme mas cómoda entre ellos. Al salir del hospital paseaba con Vanesa, quien intentaba con no poco esfuerzo enseñarme lo básico del idioma, y se esforzaba por hacerme conocer todas sus costumbres, por lo cual visitábamos museos, shoppings, parques, restaurantes, clubes, que se yo… no me daba respiro! Nunca permitía que me aburriera o me sintiera triste. Eso siempre se lo agradeceré.
Luego sucedió que un día, al llegar al hospital, subimos a un elevador que rápidamente se lleno de gente. Todos nos acomodábamos unos pegados a los otros, y cuando las puertas se comenzaron a cerrar, entro de golpe aquel hombre furioso del primer día, y con el seño fruncido miro a aquellos que protestaron con su entrada forzosa. Roce la mano de Vanesa que venia pegada a mi y con un gesto le señale al tipo, ella lo miro, y luego me sonrío. Cuando llegamos a nuestro piso pase a su lado y él me ignoro por completo. Mi amiga me tomo de la mano y me dijo – Que! Ya te enamoraste de un chico coreano?!. Yo le conteste – No!, entonces le conté que era el hombre que me había empujado el aquel día. Ella entendió entonces y me dijo que debía ser cirujano, por lo que decía en su identificación, pero que no había alcanzado a leer su nombre, para que yo pudiera presentar una queja formal, pero yo le conteste –Ni loca!, Lo único que faltaba era tener que enfrentarme con ese tipo, y darle una excusa para ponerse de malas con migo! De solo verlo ya le temía, solo esperaba no tener que cruzarme con el nuevamente. Al salir del hospital, Vanesa, que seguía con el tema, me dijo que el tipo le recordaba a un actor de doramas, a los cuales yo ya era habitúe gracias a la insistencia de mi querida amiga, pero ella me dijo que no podía saber a cual. Esa noche salimos a un club nocturno y conocí a varios amigos de Vanesa, todos jóvenes, delgados y muy bellos, parecidos a las estrellas que brillaban en la pantalla local, todos curiosos de la extranjera, pero a mi solo me pasaba por la cabeza un solo rostro, y ni siquiera eso, un solo par de ojos, con el seño enfurruñado.
Al día siguiente Vanesa llego desbocada de ansiedad, y me dijo que había recordado el nombre del actor al que le recordaba el loco doctor del hospital. Busco rápidamente en Internet y me mostró su foto. Eran verdaderamente parecidos, aunque mi Némesis se veía un poco mayor, o talvez solo era su expresión feroz, y el adorable actor se llamaba Uhm Tae Woong. Hubiera preferido conocerlo a él que a ese desquiciado que rondaba los pasillos de mi hospital. Cuando llegamos ese día al trabajo, tuve que llevar a uno de mis pacientes a practicarse una tomografía computada. Mientras aguardaba que su estudio terminara, observaba como mi amiga charlaba entusiastamente con una enfermera, su rostro reflejaba curiosidad y asombro, lo cual provocaba también curiosidad en mí. La mañana pasó normalmente, y cuando llego la hora de almorzar note que Vanesa tenía el aspecto de cargar con una bomba entre sus labios. Llegamos al comedor, que estaba casi lleno de personas, y apenas nos sentamos Vanesa soltó todo lo que aquella mañana había escuchado: el nombre de la fiera era Park Ji Hoon, era cirujano y jefe de residentes, temido por su carácter atroz, lo cual para mi no era ninguna novedad; también me contó que era viudo, su esposa y su pequeña hija murieron en un accidente de autos, luego de lo cual su carácter se volvió como lo conocía yo en persona. Luego me dijo que era muy valorado por el hospital, ya que era considerado un eminente en su rama, por lo cual muchas veces pasaban por alto sus abusos. Pero lo mas impactante que dijo ese día Vanesa fue que el afirmaba a viva voz que yo le resultaba insoportable, que no podía entender como todos giraban a mi alrededor como moscas solo porque yo era extranjera, y que lo que mas detestaba de mi era la forma en que me reía. A ese punto mi mandíbula colgaba literalmente, me sentía lívida, no podía entender en que momento le di causas para su odio. Estaba totalmente sorprendida. En ese instante alguien dejo la mesa que estaba delante de mi y allí estaba él, comiendo solo, en una mesa solo él, cuando de repente levanto la vista y me pillo mirándole, sentí que mi rostro pálido hasta hacia unos momentos se tornaba rojo de vergüenza, sus ojos se posaron en los míos y sentí que en el pecho algo se me agitaba, me pare rápidamente dejando a Vanesa sola y salí del comedor, y corrí hasta el baño pues tenia la sensación que todo lo que había comido quería salir de mi, pero luego de refrescarme y respirar profundo la agitación desapareció. Cuando salí Vanesa me esperaba apenada, me dijo que no debía haberme contado esas cosas, le pedí que lo olvidara, ella asintió, y el día termino al fin, salimos impacientemente del hospital y esa noche me quede en casa, pues me sentía aturdida, y deseaba aclarar el por que.
Paso más o menos una semana hasta que llego el día en que todo pasó.
Todo.
Llegue muy temprano esa mañana al hospital acompañada de mi amiga, maestra y traductora, las cosas que habían sucedido trate de olvidarlas y seguí adelante. Al llegar a la sala un paciente había desmejorado notablemente en pocas horas, los estudios indicaban que estaba sufriendo una hemorragia interna, llamé con urgencia al cirujano residente de nuestra sala, entonces apareció él, el temido Dr. Park, acompañado del joven residente que ese primer día caminaba detrás de él con la cabeza gacha, todos se apartaron rápidamente de su camino, yo tome aire extra en mis pulmones y empecé con la descripción del caso, él me dijo -En ingles!, entonces  yo empecé a decirle en ingles todo lo que había pasado, él me contesto que era negligente por no haberlo llamado antes, que si el paciente moría seria mi culpa, y que talvez debería pensar en marcharme. Me quede muda… él destrabo la cama y la saco velozmente hacia el quirófano. Todos me miraban, yo sentía como algo caliente me mojaba las mejillas, la jefa de mi piso se arrimo junto a Vanesa y me dijo que solo lo ignorara, que eso ya se lo había hecho a casi todos, pero que no debía prestarle atención. Yo asentí lentamente, seque mi rostro, y camine hasta la puerta del quirófano, y allí espere.
El salio como cuatro horas después, mi amiga justo se había ido a buscarme una taza de té, entonces me miro con desprecio y me pregunto si ya había tomado la decisión, y siguió andando sin darme oportunidad alguna de hablar. Me quede parada, cuando reaccione él entraba en el vestuario de hombres, entonces corrí tras el nefasto Dr. Park y entre de un portazo en el vestuario. Sentí que el rostro me hervía, que mis dedos apretados en un puño iban a perforarme la palma; él se había quitado la parte de arriba de su bata y me miro sorprendido, entonces le dije en el ingles mas claro que pude:
-Quien demonios te crees para hablarme así, maldito imbecil, quien eres tu para juzgarme de esa forma, a mi me importa un carajo lo que tu digas, yo se que actúe consecuentemente, pero tu no tenias derecho de decirme todas esas cosas delante de los demás. Que demonios te pasa maldito macho frustrado?!. Su rostro estaba rígido, camino hacia mi y quede contra la puerta, entonces golpeo su palma contra ella y fue arrimando su rostro al mío, hasta que quedo a veinte centímetros de mi cara con su mandíbula tensa, respiraba profundamente mientras yo contenía el aliento, solo podía mirar sus labios apretados en una sola línea, entonces en mi pecho se agito aquello que se había despertado ese día en el comedor, el latido casi me dolía, sentí que los oídos me zumbaban, agache mi rostro, di media vuelta, él soltó la puerta y yo salí, camine sin detenerme hasta la salida del Hospital, tome un taxi y me fui a casa.
No podía llorar ni aunque me esforzara.
Vanesa me llamo un millar de veces antes de que la atendiera, le dije que estaba bien, que no se preocupara, que nos veíamos al día siguiente. Me descubrí sentada en el sofá, con la mirada perdida en no se que cosa, vestida tal cual como había salido del hospital. Estaba oscuro, mire la hora y eran las 8 de la noche, sacudí la cabeza, me pare y fui directamente  a la ducha, me quite la ropa y deje que el agua caliente me devolviera la vida, sentí que ya estaba mejor, salí me puse mi bata de baño me seque a medias el cabello con una toalla, fui a la cocina y tome un pote de helado del refrigerador de un sabor que nunca podría definir y volví al sillón. Ni siquiera había prendido las luces, mire nuevamente la hora, eran solo las 10, sabia que esa noche seria muy larga porque difícilmente consiliaria el sueño. Entre todas las cavilaciones sentí el timbre de la puerta, pensé que Vanesa había ido a ver como estaba, y me dio un poco de bronca tener que pararme para repetirle que estaba bien y que nos veríamos mañana. Abrí la puerta y sentí que me fallaron las piernas. Allí estaba él, el nefasto Dr. Park, con sus manos metidas en los bolsillos de su jeans, y el rostro bajo. No podía creer que estuviera allí, no sabia que decirle, pensé en cerrarle la puerta, pero mis brazos no respondieron a mis pensamientos. Entonces el dijo algo que no pude entender, se callo de golpe, sacudió la cabeza y aun sin mirarme me dijo: -Podemos hablar? Me aparte de la entrada y él paso caminando lentamente sin mostrarme el rostro, dejando a su paso la sutil estela de su perfume, lo cual me hizo desbocar de nuevo el corazón. Se detuvo mirando a su alrededor, sin quitar las manos de sus bolsillos, y sin mirarme me dijo: -Esta oscuro, y aun no has encendido las luces. Lo mire con incredulidad y le dije secamente: - Quien te dio mi dirección. – La conseguí en el hospital, me contesto, luego pasaron varios minutos hasta que dijo: - Aunque es pequeño, este apartamento es muy acogedor. Yo ya estaba furiosa: - Has venido a decirme eso?!. No levanto su rostro, se notaba nervioso y eso me dio un poco de temor, saco sus manos de los bolsillos y se las paso por el cabello, y luego las unió entrelazadas en su nuca, podía ver que apretaba los ojos como si tuviera alguna dificultad. Le dije: - Por favor vete, y él me contesto –Perdón, casi con un hilo de vos.- Que?! repuse irritada, y entonces aclarándose la garganta me dijo: -Por favor… Te pido que me perdones. El hombre frente a mi no se parecía ni remotamente al imbecil que recorría los pasillos del Hospital, era solo alguien que no sabia como decir algo sin ser ofensivo, se notaba que en su mente buscaba las palabras correctas.
–Por favor… perdóname. Me dirigí a la puerta y a mi espalda el repitió –Por favor… no me eches. Sus palabras me pararon, pero no me di vuelta a mirarlo, me sentía furiosa, él solo callaba, fue entonces que animada por la sangre que me hervía me voltee y le arroje en la cara el pote de helado medio derretido que tenía en la mano. El no se movió, ni siquiera para quitarse la crema del rostro, nos quedamos así por un momento, entonces camino hacia mi, yo retrocedí asustada, pero me encontré nuevamente contra la puerta, al alcanzarme tomo mi rostro entre sus manos, yo apreté fuerte los ojos, esperando algo malo, entonces mis labios sintieron la caricia de los suyos, el calor con sabor indefinido, sus besos eran suaves, delicados, sus manos eran gentiles, mi resistencia había cedido ante esto, no podía reaccionar mas que devolviéndole sus besos, nos besamos tiernamente, entonces caí en la cuenta de lo que hacia, lo así del cuello de su camisa blanca y lo empuje hacia atrás, él soltó sus manos de mi cabello y las dejo caer al costado, bajo su mirada y no dijo nada, su rostro estaba manchado con la crema al igual que su camisa, sus manos, las mías, mi rostro, mi cabello y el suyo. Lo había empujado hacia atrás pero no tanto, por lo cual sentí su respiración agitada, y me di cuenta que yo también jadeaba suavemente. Le pregunte casi con un susurro: -Que piensas que…
-Perdón; contesto, -Piensas acaso que…, -No, respondió negando con la cabeza, -solo es que ya no puedo resistir mas. –No puedes resistir mas? No entiendo?... Que cosa? Agredirme, gritarme, insultarme de la forma en que lo hiciste?, él movió la cabeza negando, entonces me miro a los ojos y mi corazón no pudo controlarse, -Por favor perdóname, pero ya no puedo resistir mas. Los minutos pasaron sin poder dejar de mirarnos, yo aun lo tenia del cuello de su camisa, él no se había apartado ni un centímetro. Bajo nuevamente su mirada y un poco su rostro –Ya no puedo resistirme a ti, a tu sonrisa, a la forma como hablas, a tu hermoso cabello que al moverse deja una estela sutil de perfume que me enloquece… recuerdas una vez que nos cruzamos en el elevador? Tú ibas con tu amiga en la parte de atrás, las ví subir y corrí a alcanzarlo, pues sabía que podría sentir tu perfume al pasar. Cuando descendieron quede solo en el ascensor, abochornado por tu presencia, mi corazón no dejaba de palpitar fuertemente, decidí que debía alejarme de ti, por eso te trataba así. Pero luego cuando te ví mirándome en el comedor y ví que te sonrojaste, mi voluntad flaqueo y eso me hizo sentir débil. Por eso te agredí así esta mañana, no sabia como hablarte sin perder la compostura, luego en el vestuario, mientras me insultabas, me enfade porque no podías hacerme perder la batalla, entonces cuando te fuiste mi corazón empezó a dolerme, pensé en largarme de la ciudad por unos días, pero no soportaba no verte, fui al archivo y saque tu legajo, suspendí todas las cosas que tenia para la tarde, y llegue hasta la entrada de tu edificio como a las 5, ví venir a tu amiga, tocar el timbre, esperar y luego irse, pensé que no estabas pero no fui capaz de largarme, hasta que finalmente tome la  decisión de subir…
Se dejo caer de rodillas a mis pies, apoyo su cabeza en mi vientre y me dijo aun sin mirarme –Por favor… perdóname.
Estaba shoqueada con su confesión, no podía creer que tuviera a mis pies al nefasto Dr. Park, que mis venas bramaran por abrazarlo y besarlo dulcemente, nunca nadie me había dicho cosas como las que él dijo. Me deje caer junto a él, él me abrazo apoyando su cabeza en mi hombro y su nariz en mi cuello, nos quedamos un rato así, hasta que levanto su cara y nos miramos, acercándonos lentamente hasta que nuestros alientos se mezclaron, hasta que nuestros labios comenzaron a rozarse, nos besamos suavemente, los labios, la cara, el cuello, los hombros. El se incorporo lentamente y me levanto junto a él, sin dejar de besarme y acariciarme con los labios, tomo mis manos con una de las suyas sobre mi cabeza y con la otra desprendió mi bata y con su índice recorrió el esternón hasta el ombligo, me libere de su garra y comencé a desabrochar su camisa, me levanto en sus brazos y me llevo hasta el sillón, y allí hicimos el amor en silencio, suave pero a la vez intensamente, cuando acabamos él se acurruco en mi pecho, yo no podía creer que tuviera a ese hombre reposando contra mi cuerpo. Luego me incorpore un poco y el levanto la cabeza, le dije –Ven, se levanto y de la mano lo lleve hasta el cuarto, allí sucedió de nuevo, como antes, sin palabras. Luego él me pregunto –Puedo quedarme?, yo asentí con la cabeza y él me abrazo, acariciándome la espalda hasta que se quedo dormido.
A la mañana siguiente desperté muy temprano, él aun dormía abrazado a mi almohada, su rostro apacible era muy dulce y sentí golpetear mi corazón al mirarlo. Me levante a bañarme pues sentía el cabello y las sabanas pegadas a mi cuerpo producto de la crema de sabor indefinido. Cuando salí él estaba en la cocina, preparando algo, al escucharme giro sorprendido y pude ver a través de su camisa desprendida su hermoso pecho y abdomen, me dijo – Yo no se que desayunan en tu país, así que prepare huevos y arroz, también jugo de naranja y café. –Eso esta bien, le conteste. Comimos mirándonos furtivamente, sonriéndonos al coincidir nuestras miradas, él se lavo la cara y se fué, luego llego Vanesa y al verme en ese estado de trance pensó que era por la pelea del día anterior. Fui al Hospital y allí él me sonrío a la distancia, nunca se arrimo hasta donde yo estaba, pero yo lo entendí, no se porque pero fue así.
La rutina de visitas y besos se sucedió durante las tres semanas que me quedaban allí, luego llego la despedida, él nunca mencionó nada, el día previo a mi partida, él llego y sin decirme nada se recostó junto a mi y me abrazo fuertemente durante toda la noche.
Al día siguiente soñé con verlo en el aeropuerto, pero no sucedió. Las lagrimas de mi querida amiga Vanesa, se mezclaron con las que yo llore por él.
Llegue a la Argentina un martes, cinco días después, mientras me reincorporaba al trabajo sentí que la cabeza me daba vueltas, pensé que era por el estrés de tantas horas de viaje, luego cuando vomite un par de veces, sospeche que algo en mi había cambiado, el test fue determinante, estaba embarazada.
Me preocupe un poco al principio, pero luego sentí que era un hermoso regalo que había traído desde Oriente, mi familia lo comprendió y estaban felices por mi. Mi hermana me pregunto si no planeaba contárselo, yo le dije que no me había ni siquiera despedido de él. Ella lo entendió y no volvió a mencionar el tema.
Cuando había cumplido 18 semanas, recibí un mail de Park Ji Hoon, donde solo me preguntaba como estaba, me dio un poco de rabia, por lo que escanee el ultrasonido que me había hecho y le conteste con la imagen y la frase ¨Así¨.

Así.


El no me contesto.
Revise el mail todos los días, pero nada paso.
Un día al llegar al hospital lo ví parado en la puerta, sentí que me desmayaba, él corrió y me abrazo fuertemente, todos allí nos miraron, y él me susurro al oído –Ya estoy en casa.
Ahora el es cirujano en el Hospital donde yo estoy terminando mi residencia, aprendió el idioma con dificultad pero con empeño, mi familia lo acogió con cariño y el respondió con tanto afecto que todos allí lo quieren muchísimo. Nos mudamos a un pequeño apartamento, calido y luminoso, aun nos miramos en silencio y nos sonreímos. El nunca más volvió a ser el ogro que conocí mi primer día en ese Hospital de Corea.

Y el 14 de julio llego a casa Park Hae Jin, o Bebe Jin para Papá y Mamá, mi pequeño regalo de ojitos rasgados traído de Oriente.

17 comentarios:

Anónimo dijo...

T-T
hermoso!!!
dios muero!!! eres genial apesar de q es chiqito es presioso, eres muy buena escrbiendo!!! te lo juro q sentia q estaba viviendo la historia!!! no se como explicarlo pero eres muy buena en esto, como la historia se desembuelve, como explicabas lo de la comfecion con tantos detalles me lo imaginaba todito T-T no se como explicarlo simplemente te qedo presioso!!!
felicidades y gracias por compartirlo ^^!!!
y sigue asi eres muy buena en esto!! ^^

Oli! dijo...

Gracias amiga x leerme, no sabes cuanta alegria senti, ya q es la primera vez q escribo algo, recomiendame con tus amigas pues deseo leer las criticas, me alegra tanto haberte gustado!!!
Ya estoy pensando en otro! espero me salga bonito! XOXO

Waele dijo...

Pero que...? Wow no tengo palabras me dejaste con la boca abierta me imagine un dorama con todo y protagonistas omo me encanto, aqui no se puntua verdad? bueno que mal pero si hay escalad el 1-10 te doy un 100 me encanto, las fotos sirvieron tambien para imaginar.

Oli! dijo...

Gracias amigas!!! ahora estoy pensando en otro, pero creo q lo voy a publicar en 2 partes xq me parece q se me va hacer medio largo, espero q tambien les guste.
Ya q este les gusto recomiendenme con sus amigas, pues deseo leer las criticas q hagan, thanks!
Ah! x cierto Oli! y patocs1709 es lo mismo, jeje!
ByeBye!!!
Besines!

Anónimo dijo...

esta genial, es una historia hermosisima, me hizo llorar, es bella, gracias por compartirla, la narrativa es muy buena, vivi la historia mientras la leia, podia sentir toda la emocion y percibir todo mientras la leia,muchas gracias te felicito y por favor continua

Unknown dijo...

Me encanto al leerlo me senti muy emocionad casi como si estuviera viendo una peli

muy linda historia :)

Marga dijo...

buenisimo ... me encanta tu forma d escribir dsd hoy sere tu fan xD

Oli! dijo...

Gracias Maria del Rosario, Marga y a las anónimas también. me emociona mucho saber que les gusto mi historia, recién le mando una nueva a Annie y espero que me publique pronto, y que también les guste.
Recomiendenme con sus amigas!
Besos para todas!
Oli!

Anónimo dijo...

Hola Oli, como me recomendaste despues de "Dos hilos un nudo" acabo de leer esta historia, se me hacen muy cortitas!! en pocas lineas ya nos enganchas e inevitablemente no se puede dejar de leer, me gusta mucho como escribes... creo que me confuncí de carrera, debí estudiar medicina en lugar de informática!!

Gracias por compartir con nosotras lo que escribes, no lo dejes nunca =)

Besos, Olga.

Oli! dijo...

Jajaja! Gracias Olga x tus elogios, las dos historias (Las opciones... y Dos hilos...) tienen esa orientacion xq soy medica! y entonces imagino q me pasan esas cosas a mi! jeje! q trillada no?! En fin... si lees mi otra historia (La Cura) veras q tambien imagino otras cosas no tan relacionadas con la medicina. Y si me esperas un tiempito podras leer una donde las cosas son tooootalmente distintas. T mando un beso y un gracias enoooorme, recomiendame con tus amigas y asi tengo mas referencias d opinion, Bye!

Anónimo dijo...

MUY LINDA HISTORIA Y MUY BIEN NARRADA!! HACES K UNO SE TRANSPORTE A ESE ESPACIO DE ESA MAGNIFICA PAREJA K DESCRIBES EN TU RELATO!! SIGUELO HACIENDO ERES UNA GRAN ESCRITORA..!! FELICIDADES

Belis dijo...

Me gusto el nene de la pic por eso comence a leer, luego me encanto aun mas

Itzel CarrillO (Sung Huyn Ah) dijo...

bellOOO!!! ke bomitas historias las tuyas..gracias!!! me encanto..io kiero un 'pekeño regalito de ojos rasgados jejeje..sukki kiero un regalo jajaja!!


de nuevo gracias!!

alexa1600 dijo...

Que linda historia...unnie..que bebe mas bello...puedes enviarme un mensaje cada que publiques algo?...tu estilo para escribir me hace sentir como si estuviera presente...me encanta....gracias...

Pathetic Yunikon dijo...

Solo puedo decir WOW mee encanto,me facino y hasta llore qiero qe me pase algo haci ami jajaja noo eh bastantee buena tu historia senti todo tan real ufff FELICIDADES eres buena escribiendo :D

Nathalia dijo...

POR DIOS!! te admiro, fue una historia corta, te deja como, wooow!, ya termine?, y tardas en reaccionar un rato, y entonces es cuando dices, moriiii!!! tu forma de expresar es increíble, te hace sentir hay, viviendo cada segundo. Y lo que hace que me guste mas, es que no tenia que ser un Fic que tarde meses en terminar, fueron 3 minutos (0 5 min, no se lol) que te cuentan un historia hermosa.
TE FELICITO!! :D sigue adelante, tienes mucho talento ^^

Unknown dijo...

Termine con el corazón agitado y una que otra lagrima :') leer tu historia me hizo tan feliz que realmente te admiro y te Felicito tambien te agradesco por compartir una experiencia de tu vida tan hermosa y especial. Sabes mi mas grande deseo es encontrar a mi oppa, para mi no hay hombres mas dulces y tiernos a parte de guapos que los coreanos y espero algún día pueda vivir una experiencia unica como la tuya. Espero esten bien, saludos. Nuevamente gracias!.

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