CAP 8. Arrepentimientos
Las semanas pasaban y Ji
Hwan y Nana no habían vuelto a verse ni a contactar. Kéven se la
había llevado al hotel. Por más que querían irse no podía, ya que
su informe medico de antes y después de perder la memoria estaba
allí. Nana no quería tampoco irse, ahora que se acordaba de todo,
tenía que cumplir con su trabajo y posar para su amiga. Katherine
por su parte seguía viendo a Ji Hwan y le mantenía informado sobre
la salud de Nana y lo que hacían.
Una tarde mientras
Katherine y Ji Hwan tomaban algo en casa de él, Katherine le dijo
que pronto se iría. Él la miró sin entender.
- Me voy de gira…
empecé en Seúl y aún tenia que preparar cosas para las otras
ciudades, pero mañana me voy… empiezo por Daejeon. – dijo
tomando un sorbo de su café.
- Oh… lo sabe él. –
dijo refiriéndose a Park Shi Hoo – No, ni tiene porqué saberlo.
Desde la ultima noche que
pasaron juntos, él no se volvió a poner en contacto, ni volvió a
aparecer, era como si la tierra le hubiese tragado. Katherine se
sentía muy mal, y estaba aquellos días más sensible de lo
habitual.
- Me voy – dijo
levantándose
- Te llevo
- No hace falta, de
verdad. – se negó amablemente y cogió su bolso, dirigiéndose a
la puerta
- Al menos déjame
llamarte a un taxi pues.
Y así lo hizo, Llamó a
un taxi y la mandó de vuelta al hotel. Katherine iba mirando por la
ventana del coche como las luces de la ciudad parecían rayos. Era ya
de noche. Que rápido pasaba el tiempo. Mañana a primera hora
tendría que abandonar aquella ciudad. Su corazón se llenó de
nostalgia, pero sabía que volvería.
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Habían pasado ya tres
meses desde su partida de Seúl, estaban en su ultimo desfile, y
Katherine se encontraba mal. Estaba nerviosa. Todo estaba yendo bien
y pronto acabaría todo. Faltaban sus últimos 5 vestidos y por fin
su gira por corea del sur abría terminado.
Nana estaba en manos de
una maquilladora y poniéndose el vestido más importante. Katherine
había decidido sorprender al país con un excelente vestido de
novia, y nadie iba a llevarlo, excepto Nana. Ese vestido estaba hecho
para ella.
Nana se acercó a
Katherine para darle un consejo
- No entiendo tu afición por ponerte cosas anchas… pero hoy me gustaría que salieras preciosa… ponte otra cosa, ok?
Katherine se sintió mal.
Durante aquellos tres meses había estado ocultando bajo sus anchas
ropas el rastro que Park Shi Hoo había dejado en ella. Un rastro que
pronto se daría a notar. Cogió a Nana por la mano y la apartó de
la multitud.
- Tengo algo que confesarte….
- ¿Que pasa…? – Nana se puso nerviosa y su corazón también empezó a latir con fuerza.
- Estoy embarazada.
Nana se puso de pie,
apartando la maquilladora y cogiendo a Katie de los hombros, sus ojos
se abrieron como platos y su corazón latía a mil por hora
desbocadamente ante algo que no esperaba
oír nunca, y especialmente de Katie, su mejor amiga y su modelo a
seguir, la cual siempre la cuidaba y le ayudaba a superar los
problemas a los que podía atenerse como modelo.
- ¿Cómo? ¿Cuando? ¿Y de quien?
Sin lograr obtener
ninguna respuesta, Nana siguió moviendo a Katie por los hombros,
mientras a ella se le caía alguna que otra lagrima.
- Contéstame, que planeabas hacer eh? Volver a Francia con este gran escándalo? – soltándola y girándose hacia el otro lado
- – Es de Shi hoo, si.
Sin volver a dirigirle la
mirada a Katie, Nana cogió el vestido por los lados y puso en marcha
sus pies hacia fuera, mientras Katie gritaba su nombre una y otra
vez.
Al salir de la sala de
desfile, Nana se paró en seco, sin saber que hacer, no lograba
encontrar solución, que hacia ella vestida de novia fuera, la gente
pasaba por su lado mirándola, y soltando alguna que otra risilla
picara. Lo primero que le vino a la mente fue hacer parar a un taxi y
darle la dirección de Kang Ji Hwan, no sabía que hacía ni tampoco
la razón que tenía para ir allí, pero sentía la necesidad de
verle, además es el único que sabría localizar a Shi Hoo.
Una vez llegó ahí vio
las luces de la casa encendidas, enseguida se dibujo en su cara una
sonrisa inconscientemente, aun con el vestido blanco que le daba una
luz de mágica, se encaminó con pasos cuidadosos hacia la puerta,
que logró tocar después de muchos intentos sin atreverse.
Después de unos segundos
Kang Ji Hwan, abrió la puerta encontrándose con la mujer más
hermosa que había visto nunca, o más bien un ángel que vivía con
él y estaba acostumbrado a oler su aroma y acariciar su pelo
brillante, sus preciosos labios y su delicado cuerpo que deseaba
tanto antes de tenerlo. Una vez que estuvo entre sus brazos volvió a
desaparecer como un sueño que estaba prohibido para él soñarlo, o
incluso pensar en el.
- Yo..- mientras carraspeaba – Quiero ver a …
Y antes de que pudiera
acabar su frase, escucho una voz, una voz familiar o más bien muy
conocida para ella, especialmente en aquel momento que lo deseaba
para vaciar su ira. Sin pensarlo empujó a Ji Hwan, abriendose paso y
entrando a adentro localizando a Shi Hoo sentando al sofá con una
copa de vino en su mano. ¿Como podía estar tan tranquilo mientras
que la otra estaba sufriendo por su culpa? Pensaba para sus adentros,
mientras inconscientemente saltó sobre él, furiosa, cogiéndole por
el cuello de la camisa y haciéndole levantar bruscamente, Shi Hoo
que no sabía de que se trataba soltó la copa y comenzó a apartarla
mientras ella le maldecía una y otra vez.
- Hijo de puta, como puedes estar tranquilo mientras ella sufriendo, no tienes sentimientos!!.
Ji Hwan mirando la
escena, corrió hacia ella cogiéndola por la cintura apartándola de
Shi Hoo, ambos intentan calmarla mientras ella seguía maldiciendo
sin parar.
- Si no te tranquilizas no podemos saber que pasa – dijo Ji Hwan con un tono serio
Era su primera vez
escuchando aquel tono, parecía que escuchaba melodías en su
interior, no sabía el porqué pero si que él hizo que algo se
moviera dentro de ella. Su corazón parecía que cantaba al ritmo de
sus palabras, era tan diferente del primer día que lo vio en el
hospital o más bien el día que le escucho discutir con Kéven, su
amor, sobre ella.
- Vale... Ufff – respiró hondo – Katie esta embarazada
Todos abrieron los ojos
como platos y las bocas par en par, unos nervios inmensos comenzaron
a notarse en la cara de Shi Hoo, él sabía perfectamente porqué lo
decía Nana y a quien se lo decía, en aquel momento supo la razón
de su raro e inesperado ataque.
- ¿Y a nosotros qué? - dijo Shi Hoo desviando la mirada
- ¿Como que qué? - intentando saltarle otra vez encima mientras Ji Hwan la sostenía – es tuyo cabrón!
- ¿Y cómo lo sabes? ¿No habías perdido la memoria? Igual que se acostó conmigo podría haberlo hecho con otro.
- Eres un gilipollas, eres el único con quien …
Mientras él se alejaba
dirigiéndose hacia fuera, Ji Hwang la soltó , caminando hacia la
nevera cogiendo una pequeña botella de agua.
- Toma, respira hondo, él la quiere, debe ser por el Shock que actuó así.
Nana cogió la botella y
se disponía a salir, mientras murmuraba sola, Kang Ji Hwan la
alcanzó y la cogió por el brazo haciéndola girar, se quedan
mirando fijamente el uno al otro varios minutos hasta que Nana bajo
la mirada, intentando soltar su brazo.
- Sueltame... - mientras movía su brazo
Ji Hwan se acercaba a
ella más, su corazón latía y no sabía porque lo hacía pero
sentía la necesidad de hacerlo, era como si quisiera asegurase de
algo antes de que dejarla ir con otro, estaba seguro que ella le
pertenecía y solo necesitaba unos pocos intentos más hasta que
recuperara todos los recuerdos que había construido con él.
Entretanto los nervios de
Nana cada vez eran más, a cada paso que él daba hacia ella, su
corazón latía desbocadamente sin saber la razón, pero ella por él
solo sentía un cariño especial, como si él hubiera marcado algo
para siempre en ella, algo que no sabía que era, pero ahí estaba,
que cada vez que le veía revivía, y su corazón comenzaba a gritar
por su exigencia, pero ella seguía resistiendose, dando pasos atrás
hasta que de golpe Ji Hwan la estiró fuertemente del brazo,
clavándola a su cuerpo, rozando sus labios con los de ella,
devorándose en un beso, Nana que sentía como su interior se
agitaba, dio pasos atrás empujando a Ji Hwan y llevando sus manos
hasta su cara abofeteándole, sin embargo él la volvió a besar,
ella resistía y le apartaba, intentando abofetearlo de nuevo.
- si quieres seguir haciendo esto yo seguiré besándote – guiñando un ojo.
Ella bajó su brazo y dio
media vuelta, disponiéndose a salir pero él la alcanza poniéndose
frente a ella .
- Quiero que sepas una cosa, yo me enamoré de las dos Nanas que conocí en estos últimos meses.
Nana con un suspiro que
soltó volvió a apartarle de su camino, dirigiéndose hacía fuera.
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Por otro lado Katie se
encontraba en su ultimo desfile en Corea, en el cual tenía una carta
oculta y que todo el mundo esperaba: el vestido de la novia que Nana
llevaba.
Muerta de los nervios,
mientras sostenía su móvil llamando a Nana un otra vez sin lograr
localizarla, ya era su turno y tenía que salir a desfilar, pero
estaba desaparecida ya sabía ella que no era buena idea confesar lo
de su embarazo, especialmente a Nana que ya tenía claro como era,
era muy amiga de sus amigos siempre los defendía, y esto era de
esperar.
Aun dando vueltas con su móvil en
mano, una de sus asistentes le informó que era el turno de Nana.
Katie suspiró un par de veces y se dispuso a salir, no sin antes
cambiarse a uno de sus vestidos que no tenía planeado demostrar
aquella noche, era un secreto y aún no quería revelarlo. No tenía
más opción que salir a desfilar ella con unos de sus vestidos, por
lo menos así la gente pensaría que su aparición en la pasarela
aquella noche después de tantos meses sería la sorpresa.
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Por otra lado Nana se encontraba en el
Hotel con el teléfono en la mano intentando localizar a Katherine o
Kéven, llevaba ya varios intentos y finalmente Katherine le
contestó.
- Katie lo siento, se que la he cagado pero...- siendo interrumpida
- No pasa nada ya lo he arreglado, donde estas?
- En el hotel
- Le diré a Kéven que vaya.
- … - se oían respiraciones desde la otra linea – Si.. Adios!!
Kéven estaba en camino de vuelta hacía
Seúl, nunca dejaría a Nana sola, era su novia desde los días de la
universidad, había vivido de todo con ella, desde los mejores días
de su vida hasta los más desastrosos, y ahora que más lo necesita
no planeaba dejarla ni loco, él existía para amarla sin que ella se
esforzase, como una diosa que se merecía ser adorada por el mero
hecho de existir.
Un ves llegó al dormitorio en el
hotel, Nana se lanzó sobre él abrazándole y besándole sin parar,
él no sabía el motivo pero no le desagradaba para nada que su novia
quisiera besarle. La cogió por la cintura, llevándola hasta la cama
y dejándola suavemente acariciando su pelo, cara y su delicada
cintura pero sin dejar de besarla.
Aquella noche la pasaron juntos,
saboreándose el uno al otro como si fuera la primera vez y la ultima
que iban a tener aquel placer de estar juntos. Nana estando entre los
brazos de Kéven no sentía nada, todo el placer que experimentaba
antes estando junto a él había desaparecido al contrario que
estando junto aquel extraño, que hacía que su corazón latiera con
fuerza y su respiracion se agitara sin ninguna razón.
Otro día llegó, Nana abrió sus ojos
perezosamente, encontrándose con Kéven de píe delante de ella, y
con una bandeja de desayuno en su mano, aquella escena le parecía
familiar, lo había vivido antes, pero sin poder organizar sus
pensamientos debido a larga noche que tuvo, se sentó con una sonrisa
en sus labios.
- Buenos días, debes tener hambre - poniendo la bandeja sobre sus pies – que aproveche.
Nana se queda pensativa por unos
momentos hasta que se levanta de golpe, haciendo caer la bandeja con
el desayuno y empujando a Kéven, cogiendole una de sus camisas que
estaba tirada por el suelo y un short y se dispuso a salir mientras
él le agarró del brazo.
- Lo siento me tengo que ir – soltando su brazo y corriendo hacia fuera.
Salió corriendo a toda
prisa sin saber que Keven había decidido seguirla, aquel
comportamiento era muy sospechoso. Saliendo a toda prisa y con
únicamente una camisa larga y blanca y unas zapatillas llegó al
lobby del hotel, rápidamente sacó su teléfono llamando a un taxi.
Con el pelo despeinado pero dándole un aire sensual, esperaba en la
puerta y finalmente su taxi llegó. Fue a casa de Kang Ji Hwan,
necesitaba verle, pero su mala suerte la seguía. No solo no se había
dado cuenta de sus sentimientos sino que cuando los había aceptado
él no estaba. Llamó a Shi Hoo preguntando por su paradero.
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Se despertó con el
sonido de su teléfono, perezosamente abrió los ojos y estiró el
brazo para coger su teléfono intentando no despertar a la mujer que
tenía dormida en su pecho desnudo. ¿Que quería Nana? Contestó sin
ganas y se notaba por su voz que estaba aún dormido. Nana histérica
le preguntó que donde estaba Ji Hwang, que era muy importante. Park
Shi Hoo vaciló un momento sin saber que hacer pero finalmente le dio
la dirección de donde se encontraba y colgó, mirando a la chica que
le acompañaba. Se llevó las manos a la cabeza e intentó recordar
algo sobre la noche pasada.
Recordaba luces… había
salido de fiesta. Solo. Necesitaba despejar su mente y no se atrevía
a molestar más a Ji Hwan, había decidido ahogar las penas en
alcohol. Uno, dos, hasta 10 tragos aquella noche. Se levantó. Estaba
en un pub de la zona y aquello estaba repleto de gente famosa. Vió
al fondo a Yoon Eun Hye y a su compañero de reparto en un drama
anterior Lee Junki mientras conversaba con otros actores como Won Bin
y Lee Byun Hun. Solo había nombres importantes. Intentó recordar
más cosas… pero solo tenía lagunas. Había ido una chica a hablar
con él. No era desconocida. Había actuado con él en uno de sus
dramas, y bajo aquellas luces le parecía pasable, claro que no tan
bonita como Katherine. Volvió a pensar en ella, y se maldijo a si
mismo, no quería pensarla pero no se controlaba. Aquella mujer
llamada Kim So Yeon estaba claramente coqueteando con él. Tocándole
el cuello de la camisa, su brazo, susurrándole al oído, y rozando
sus labios en el lóbulo de su oreja mientras le hablaba. El alcohol
y la desesperación de aquel momento junto con sus instintos como
hombre hicieron que le siguiera el rollo. Eran ambos figuras publicas
y por lo tanto no podían hacer según que cosas en publico. Ella lo
cogió por la mano y lo estiró hacía un lado, entrando en un
pasillo y encerrándose en un cuarto vacío. Le rodeó poniendo sus
brazos en el cuello de él, y le besó. Ambos se besaron y Shi Hoo
empezó a desearla. Ella lo notaba y le susurró en el oído.
- Vamos a mi casa…
Y dicho y hecho, estaban
en su casa, deborandose entre caricias y besos, pero no había amor
en ninguno, solo aquel instinto animal de reproducción que se
despertaba en las personas. De hecho, las personas son como animales,
solo hay que estimularlas un poco y consigues lo que quieres. Se
habían acostado. Shi Hoo había perdido el control totalmente y no
tenía ningún tipo de cuidado con ella, se había vuelto violento.
Ahora si se acordaba.
Cerró los ojos fuertemente, maldiciéndose en silencio y la apartó
de su cuerpo. Ella estaba dormida junto a él pero se despertó ante
aquella reacción de su amante. Shi Hoo se levantó y se vistió
mientras ella le observaba.
- No te vayas… por favor.
Aquella frase… le
recordó tanto a ella. Había sido un imbécil dejándola sola aquel
día. Alomejor se lo iba a decir. Estaba molesto… si el bebé era
suyo, como padre tenía todo el derecho de saberlo, pero no podía
recriminarle nada, si no se lo había dicho fue por su comportamiento
egoísta.
- Olvida lo de esta noche.
- Pero…
- Adiós.
Y cerró la puerta de un
portazo tras el. Caminó hacia el ascensor, un fuerte dolor de cabeza
le golpeaba. Necesitaba un café, así que se fue a desayunar en una
cafetería de la zona. Llevaba sus gafas de sol y su gorra para que
nadie pudiera reconocerle. Sentado esperando su orden cogió uno de
los periódicos que oferían en el recinto y quedó en shock tras ver
la portada. Salía él. Sus manos se pusieron tensas. Salía él pero
compartía portada con Katherine. La noticia de su embarazo había
llegado a los medios. Y junto a la foto de Katherine con el vestido
de anoche, una suya con Kim So Yeon muy abrazados y montándose en el
coche de ella.
“Park Shi Hoo borracho
y con Kim So Yeon… en su casa! Son amantes!” y por otro lado “La
sorpresa de Katherine vela es el vestido… o la barriga que esconde
tras el? Es un fruto coreano? Tendrá pareja? Los extranjeros siempre
han sido muy liberales” Sus manos estrujaban aquel periódico sin
asimilarlo bien. Estaba enfadado consigo mismo por dejar que los
medios le vieran en aquel estado, pero sobretodo por hablar así de
Katherine en un medio publico. Ella no era tan liberal. Él lo sabía,
y sabía perfectamente que solo se comportaba así con él, pero se
lo negaba a si mismo.
Nana por su lado había
llegado al rio Han. Y ahí estaba él, rodeado de staff y cámaras
mientras grababa un anuncio para una bebida energética. Sin
importarle los demás, irrumpió corriendo en el set y se paró
frente a él, mirándole y empezando a sentir un nudo en la garganta.
Había estado aguantando las lagrimas hasta aquel momento. Intentaba
sonreír, pero las lagrimas se mezclaban con su sonrisa.
- Lo siento… - fue lo único que pudo decir.
Todo el mundo cuchicheaba
y se preguntaban quien era y que podría haber pasado. No entendían
nada, pero pronto lo comprendieron. Kang Ji Hwan dio unos pasos hacia
el frente, alargando su mano, tocando su rostro y apartándole las
lagrimas de los ojos, con la mirada más tierna que Nana había visto
jamás.
- Por fin mi niña ha vuelto..
Y la besó, sin importar
quien los viera o donde estuvieran, solo importaba ella en aquel
momento. Pero algo lo sacó de sus pensamientos. Le habían golpeado.
Kéven apareció de la nada golpeándole muy fuerte.
- Que haces?! – le gritó yendo hacía él cogiéndole nuevamente por el cuello.
Nana gritaba asustada y
tiraba del brazo de Kéven diciéndole que lo soltase. Kéven no
entendía nada. Jamás hubiera pensado que Nana se pondría de parte
de otra persona que no fuera él. Algo dolió en su interior, y
enfurecido como nunca lo soltó, mirando a Nana con decepción y
marchándose del lugar.
Todo el mundo estaba
mirando y sacando fotos de lo ocurrido, había incluso gente grabando
con sus móviles. Ji Hwan ante tal escena cogió a Nana por la mano y
se la llevó a su coche, saliendo así del lugar y dirigiéndose al
aeropuerto de Incheon. Una vez allí y con las prisas compró dos
billetes hacía Jeju-Do. Finalmente, y tras algunas horas al fin
habían llegado a su chalet. El chalet donde habían estado juntos
por primera vez, cuando aún eran desconocidos. Nana se lo queda
mirando y Ji Hwan aprovecha su despiste y la coge en brazos, entrando
a dentro. Ella se asusta y empieza a gritarle que la baje, pero
pronto se calla.
- A mi niña solía gustarle esto
Aquellas palabras
acallaron a Nana. Él la llevó hasta el sofá y la dejó sobre él
mirándola a los ojos.
- Aquí es donde te sentaste por primera vez conmigo – sentándose junto a ella – y si… empezamos de nuevo? ¿Y si reconstruimos nuestra historia y la grabamos en tus recuerdos permanentemente?
Nana avergonzada al oír
aquellas palabras le dijo que se callara. A lo que Ji Hwan contestó
juguetón
- ¿Y si no me callo? – con una sonrisa pícara dibujada en sus labios.
Nana se rié ante tal
comentario, y consciente de lo que había pasado antes entre ellos, y
teniendo todos sus recuerdos en orden le mira divertida y le da un
pequeño beso, solo juntando sus labios con los de él para separarse
rápidamente. Como una pareja tímida en su primer beso, se sonrojó.
Él divertido también, apoya su cabeza en el hombro de ella,
recreando aquella vieja escena que los dos habían mantenido meses
antes.
- ¿Novios?
Ambos se ríen y Nana lo
besa esta vez enserio.
Y mientras ellos
disfrutaban de su mutua compañia, en Seúl, Katherine había vuelto.
Acababa de llegar a su hotel, y se encontró con Kéven allí.
Desconociendo lo ocurrido le preguntó por Nana, pero la reacción de
Kéven no fue lo que se esperaba.
- No lo se! Estoy harto! Ella ha cambiado y no se que le pasa! Y tampoco me voy a quedar más tiempo para averiguarlo, me vuelvo a Francia. – y salió arrastrando su maleta consigo.
Katherine lo miró algo
sorprendida, era la primera vez que lo veía así, nunca perdía los
nervios por nada. De hecho, Kéven era un hombre muy serio y educado.
Y mientras estaba inmersa en sus pensamientos, también con el
periódico en mano, se metió en el ascensor. Cuando las puertas
estaban apunto de cerrarse alguien entró . Alguien que ella no
esperaba encontrarse en aquel lugar. Muerta de la vergüenza
sabiendo lo que Nana habría hecho, desvió la mirada, pero pudo
notar como él clavaba sus pupilas en ella, sin pestañear. Observaba
cada rincón de su rostro y de su cuerpo. Habían muchos signos de
fatiga en él, y se le ablandó el corazón. Finalmente y con voz
firme Shi Hoo habló.
- ¿Estás embarazada? – preguntó pese a saber la respuesta
- NO! – negó ella enfadada
- No me mientas.
Katherine decide atacarlo
enseñándole el periódico, el mismo que él sostenía en sus manos.
Levantó una ceja en señal de burla y le dijo
- Acaso te importa en algo?
Haciendo referencia al
escándalo de él. Y furiosa le estampa el periódico en el pecho,
pegándole. Él se la quedó mirando serio, no podía apartar sus
ojos de ella, y eso la ponía aún más nerviosa. No dijo ni una
palabra, pero su sola presencia imponía.
- No me mires así!!
Gritó nerviosa y llena
de ira, intentando abofetearle, pero Shi Hoo detuvo su golpe y
sostuvo su brazo con fuerza. Intenta repetir la acción por segunda
vez, pero otra vez falla, y él aprovecha la situación y le tuerce
el brazo, suavemente, como Katie solía hacerle, y quedó tras ella.
Ella forcejea con él para librarse y pegarle, pero no consigue
deshacerse de él.
- Basta ya! – grita Shi Hoo
Ella se calma un poco y
él se pega a su cuerpo y acerca su rostro al cuello de Katherine,
respirando hondo, oliendo el perfume de su cuerpo y con los ojos
cerrados le susurra en la oreja.
- Ahora yo soy el hombre….
Katherine nerviosa
intenta pegarle con los pies, pisándole, pero se detiene cuando nota
como Shi Hoo le suelta el brazo y posa sus manos en su barriga,
acariciándola. Katherine se estremece y siente una extraña
sensación de calidez mezclada con la amargura. Lo había pasado mal,
y había llorado cada noche en secreto, jurándose a sí misma que
cuidaría de aquel niño y aunque fuera la última cosa que hiciera
en su vida, lo protegería.
- Ciudado…Ahora llevas a mi hijo dentro – susurró él cálidamente y le dio un beso en la mejilla.
Katherine no pudo
aguantar más las lagrimas y estas rodaban por sus mejillas sin
parar. Empezó a temblar mientras se tapaba la cara con ambas manos,
Shi Hoo la hizo girar teniéndola de frente, y ambos se miraron a los
ojos por un largo rato. Él se dispone a abrazarla, pero aquello sin
saber porqué genera en Katherine una reacción que ni ella misma
pudo controlar, y le golpeó en el pecho, apartándole de ella en un
acto reflejo.
Shi Hoo se golpea contra
la pared del ascensor y suelta un pequeño gemido de dolor,
claramente fingiendo estar dolorido, pero Katherine no se da cuenta y
preocupada va hacía él para comprobar que esta bien y que nada le
pasa, cuando de pronto se da cuenta de la situación y de que él
esta sonriendo, se arma de valor y se pone de puntillas para besarlo,
apoyando su cuerpo en el de él. Él aún con la sonrisa en los
labios corresponde a su beso, profundizándolo más aún, mientras
ella recorre sus fuertes brazos con sus delicadas manos y él desliza
una de sus manos en el bolsillo trasero del pantalón de Katherine.
Al notar como las manos
de él fregaban su trasero, sonrió picara y bajo sus manos hacía la
cintura de su pantalón, estirándolo y apretándolo más contra ella
misma mientras que le mordía un labio.
- Te quiero
Aquellas palabras
sorprendieron agradablemente a Katherine que abrazándolo también le
confesó su amor.
- Yo también te quiero.
FIN
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