CAP. 4 Por Fin
Mientras que Nana estaba
en Jeju con Kang Ji Hwan, Katherine, su amiga, hizo todo lo posible
para encontrarla, pero no había rastro alguno ni ningún resultado
positivo en los últimos días. Seguía desaparecida.
Un día normal de trabajo
mientras Katherine estaba preparando su colección para su primer
desfile en un gran gira por Corea del Sud, su asistente apareció por
la puerta de su despacho gritando.
- Kattie kattie! Ven! – agarrándola por el brazo.
Katherine solo lo siguió
con la intención de averiguar la razón por la cual la hacían salir
de su despacho pese a saber perfectamente su temperamento a la hora
de trabajar. Tenían bien claro que estaba prohibido molestarla sin
permiso mientras trabaja. Llegando a la sala donde estaban todos los
modelos Katie finalmente se soltó el brazo y caminó confiada
siguiendo a su asistente.
- Que pasa? – dijo cruzándose de brazos
- Na… Nana! Nana está saliendo en la TV! – señalando el monitor.
Abriéndose paso entre la
gente que había, logró ver la TV, y sin poder pronunciar palabra
alguna o hacer ningún gesto. Katie se giró hacia su asistente
perpleja y volvió a mirar la TV de nuevo. No se podía creer lo que
estaba pasando. ¿Como habían podido hacer eso con una modelo de las
más conocidas internacionalmente? Además de todo eso, era su amiga!
Su mejor amiga!
- Búscame el numero de la agencia de este puto actor – dijo gritando – y pasame el móvil.
Sin tener paciencia, se
dio la vuelta y ella misma se dirigió a su despacho en busca de su
móvil. Cogió el teléfono esperando a que su asistente le trajera
el numero de la agencia de aquel actor, mientras, estaba perdida en
sus propios pensamientos. Su asistente apareció de nuevo por su
puerta.
- Aquí lo tienes – pasándole el número
Katie sin pensárselo dos
veces marcó el numero. Tras unos segundos de espera contestaron, y
sin tener ni la más mínima idea de lo que decir, ni como pedir
cita, dijo:
- Soy la diseñadora Katherine Vela, quiero preguntar por el número del actor Kang Ji Hwan.
- Lo sentimos, no podemos ayudarla en eso.
Con toda la ira acumulada
solo colgó y cogió su bolso, dirigiéndose hacia su coche. Una vez
dentro, marcó en el GPS el nombre de la agencia logrando localizarla
por si misma, sin la ayuda de nadie. Llegó allí y aparco su coche
enfrente de aquel grandioso edificio. Salió corriendo hacia la
puerta principal
- Lo siento, no puede pasar – decía un segurata cogiéndola
- ¿¿Como?? No puede ser! Es urgente! Necesito hablar con…
Pero antes de que pudiera
acabar su frase, alguien por detrás la interrumpió, poniendo una
mano sobre su hombro, Katie, ante tal gesto, guió su mirada hacia
aquellas extrañas manos y después hacia el dueño de ellas. Suspiró
unas cuantas veces para calmarse, levantó sus manos hasta las de
aquel tipo y las apartó con brusquedad.
- Quiero el número de Kang Ji Hwan.
- Nadie da números de famosos con tanta facilidad,¿ no crees?
- No me importa él! – dijo acercándose hacía él amenazante – sino la modelo el cual ha convertido en su asistente.
- Ah~~ - y se echó a reír – Antes de nada, soy Park Shi Hoo, su amigo
- Pásame su número ahora mismo, no me importa en absoluto quien eres.
Park Shi Hoo al ver como
estaba, llamó a Kang Ji Hwan explicándole todo y le pasó el móvil
a Katie. Está preguntó como estaba su amiga y que la quería de
vuelta, pero Kang Ji Hwan le dijo que se tranquilizara ya que su
amiga estaba en perfecto estado y que después de acabar su trabajo
tenía pensado asistir a su desfile en Seúl, y aprovecharía para
llevar a su amiga de vuelta con ella. Y sin darle tiempo a rechistar,
colgó el teléfono.
Katie, que tras hablar
con Kang Ji Hwan, se tranquilizó un poco a ella misma, y tras
apuntar su número, se giró hacia Park Shi Hoo y le tiró el móvil
de vuelta. Shi Hoo sorprendido y sin tener tiempo a cogerlo, falló,
haciendo que su celular acabara en el suelo. Katie mirándole de
arriba abajo, dijo:
- ¿Que? Lo coges, no? – y se dio media vuelta marchándose sin despedirse ni dar las gracias.
Shi Hoo, que había
quedado claro que no sabía como tratar con aquella mujer, solo se
agachó recogiendo su teléfono y mirando otra vez hacia donde
aquella extranjera, que no parecía entender el significado de la
palabra “modales”.
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Por otro lado, Ji Hwan se
veía obligado a llevar con él a Nana allí donde iba. Aunque poco a
poco no parecía ser una carga para él, más bien una acompañante
que le hacía reír y olvidarse del estrés después de un largo día
de trabajo. Se acostumbró a que ella le siguiera allá donde iba,
metiéndose con él en la cama, incluso hasta en la ducha. Tampoco le
molestaba que le llamara kéven o cariño en vez de su nombre real, y
se sentiría raro el día que ella dejaría de llamarle por aquellos
apodos. Todo lo que hacia, aquellos gestos infantiles, sus salidas
repentinas y fuera de tema y o lugar. Se volvieron parte de su
rutina. Y Nana por su lado ya no le consideraba un extraño, sino su
novio y su marido a la misma vez. Le daba igual que él la llamara
“chica streptease” mientras seguía siendo su novia, o almenos,
lo que ella misma se consideraba.
La semana en Jeju ya
había terminado, los dos ya estaban de vuelta para la casa de Kang
Ji Hwan en Seúl. Mientras que Katherine estaba verificando que todo
estaba bien preparado para su primer desfile en aquel país. Todo
tenía que salir bien. Si por algo era conocida, era por su precisión
y su profesionalidad en todo lo que hacía, especialmente en su
trabajo. Pero pese a estar tan ocupada, ni un momento dejaba de
pensar en su amiga y en las ganas que tenía de tenerla de vuelta y
volver a verla.
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Pronto la sala donde
tendría lugar su desfilada se llenó de celebridades y de
periodistas y gente importante. Todos elegantemente vestidos y
arreglados de una forma impecable. Katherine era la gran protagonista
de la noche, aunque fuera tras el escenario, pero eso no era excusa
para estar radiante. Su corto pelo estaba levantado para arriba en la
parte frontal, y vestía un corto y ajustado vestido negro, algo
brillante, combinado con unos impresionantes tacones negros que
brillaban. Incluso su maquillaje era oscuro. Amaba el negro.
La noche estaba cerca a
su final, y era el turno de Katherine salir al escenario a saludar al
publico con sus chicas. Pese a llevar tacones, no podía evitar se
mucho más bajita que las otras chicas y eso era algo que la
incomodaba, rodearse de gente alta. Bastante tenía con Nana.
Una vez terminado todo,
todo el mundo la saludaba y la alababan por su excelente trabajo.
Estaba hablando con un empresario muy importante cuando alguien la
llamó, desviando su atención.
- Madmoiselle Katherine… enchanté - y le besaron la mano.
Katherine sorprendida,
reconoció al actor. Él era quien tenía a su amiga. Pero sin darle
tiempo a cuestionarse donde estaba su amiga, una chica rubia salió
de detrás de Kang Ji Hwan golpeándolo fuertemente en el pecho.
- YAH! Respeta a tu novia!! A mi nunca me has besado la mano!! – gritó furiosa
Park Shi Hoo que también
estaba con ellos corrió a coger a Nana por la muñeca y apartarla de
su amigo, pensando que se había vuelto loca.
- Que haces? – preguntó mirando a Nana a los ojos.
Ella asustada, no pudo
evitar que sus ojos llenaron de lagrimas, Katherine al verlo tampoco pudo
reprimir sus instintos guerreros, cogiendo a Park Shi Hoo del brazo y
doblándoselo en su espalda, bloqueándolo y haciéndole daño.
- Que te crees que estás haciendo – dijo amenazante en el oído de Shi Hoo.
Shi Hoo que no entiende
nada, solo se estremeció del dolor. Pronto Katherine lo soltó y fue
corriendo a abrazar a Nana, pero esta se aparta y la empuja gritando.
- No me toques!! Loca! Cariño! ¿Quien es esta mujer tan extraña?
- Nana… Nana.. soy yo! – decía Katherine intentando que Nana la reconociera
- Aléjate de mi loca! – y se escondió tras Ji Hwan
Kang Ji Hwan solo
observaba la escena intentando entender lo que pasaba. Katherine
acababa de agredir a su amigo, y había sido rechazada por la chica
streptease, que ahora se llamaba Nana.
- Chica streptease… te llamas Nana? – mirándola a los ojos
- No lo se… - dijo ella asustada
Katherine observando toda
la situación, y aún desconociendo la perdida de memoria de su
amiga, se siente terriblemente dolida y les da la espalda. Sus ojos
se humedecen y se intenta hacer la fuerte. Park Shi Hoo lo notó,
pues, no le quitaba los ojos de encima a aquella peculiar mujer, que
la primera vez lo menospreció, y la segunda vez lo pegó. Tan fuerte
que parecía y un simple rechazo podía causar tanto dolor en ella.
Por un momento su corazón de enterneció.
- Déjame hablar con ella a solas – dijo Kang Ji Hwan, llevándose a Nana del lugar para explicarle un poco quien era Katherine.
Ella por su parte solo
asintió y se dirigió a su camerino, seguida de Park Shi Hoo.
Adentrada en sus pensamientos, no notó la presencia del hombre tras
ella, y empezó a colgar en diferentes perchas distinta ropa o trozos
de tela sueltos, para distraerse y no pensar. Había estado buscando
a Nana desde aquel día que desapareció. No conseguía dormir por
las noches por culpa de su preocupación, y ahora que la tenia
delante ella la trataba así. Su corazón dolía mucho. Agachó la
cabeza y empezó a sollozar, lagrimas bajando por sus mejillas.
Park Shi Hoo que estaba
presenciando toda la escena se agachó a mirarla y habló.
- No pareces la misma chica fuerte de antes… - dijo dulcemente.
Katherine se asustó, y
sin darse cuenta en un acto reflejo le golpeó sin querer con el codo
en la nariz, haciéndole sangrar. En ese momento Ji Hwan y Nana
estaban en la puerta.
- Es imposible que yo sea amiga de una chica tan violenta!!! – y se esconde nuevamente tras Ji Hwang.
La culpable enseguida se
da cuenta de lo que ha hecho y corre a por Park Shi Hoo mirándole la
nariz y sentándole para curarlo. Con un hilo de voz se disculpó.
- Lo-Lo siento.. no pretendía…
Pero es incapaz de
terminar la frase, Park Shi Hoo estaba sonriendo. Su sonrisa era
preciosa, y la había distraído completamente.
- Se que no lo has hecho queriendo – dijo.
Ella solo asintió y
siguió currándole la herida que ella misma había causado minutos
antes. Nana que lo miraba todo de lejos decidió hablar de nuevo.
- Si de verdad somos amigas… Él es mi marido? Soy su mujer?– preguntó señalando a Ji Hwang
- Que?? – preguntó sorprendida – Claro que no!!
- Ves! – gritó Nana interrumpiéndola – Te dije que era bailarina de Streptease, pero no me creíste.
Aquello causó la risa de
Katherine y de Park Shi Hoo y hizo avergonzar a Kang Ji Hwang, que no
sabía donde meterse.
- Claro que no! Tu eres modelo! – dijo Katherine.
Todos, menos ella, se
sorprendieron al oír tal cosa. Ahora entendían el motivo de su
belleza. Su cuerpo tan frágil y delgado, a la par que estirado.
Ahora entendía Ji Hwang como había podido convertir una simple
camisa en un vestido, y lo llevaba tan elegantemente. Ji Hwan le
pidió a Katherine un momento en privado, y ahí le explicó la
situación y todo lo que había ocurrido. Katie estaba horrorizada, y
aceptó en dejar que Nana se quedara con Kang Ji Hwan hasta que
recuperara sus recuerdos. Al fin y al cabo, parecía no querer verla
ni en pintura. Siendo él un famoso, lo menos que haría seria
desaparecer con su amiga, así que podía estar tranquila. Volvieron
con el resto y encontraron a Nana sentada junto a Shi Hoo mirando un
Book de vestidos y otras cosas que tenía Katie sobre el escritorio,
entre otras muchas cosas.
- Shi Hoo por favor, podrías mañana recoger a la señorita Katherine y traerla a casa. Nos traerá las evidencias de que es amiga y conoce bien a Chica stre...digo Nana.
- No hay problema.
Katherine en un momento
le quitó su teléfono y escribió en el el nombre del hotel en el
que se hospedaba esos días, y se lo devolvió mirándole fijamente a
los ojos, poniéndole nervioso.
- Entonces nos vemos mañana – se despidieron
- De acuerdo. Nos vemos.
Y salieron los 3 de su
camerino, en dirección cada uno hacia sus casas. Nana obviamente
enganchada y cogida del brazo de Ji Hwan mientras sonreía como una
niña pequeña. Katherine no podía evitar sentir como su corazón
dolía. Su amiga lo había pasado mal, y ella no estaba cuando más
la había necesitado. Iba a culparse toda la vida por ello. Pero
jamás dejaría que sus debilidades la superaran. Ella era fuerte, y
seguiría siendo fuerte siempre. Así es como se sobrevive en el
mundo real. No hay lugar para débiles ni perdedores.
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