CAP. 2
El viaje ya había acabado, diez horas
volando como si fueran minutos a los ojos de Evon, que con ansias
deseaba llegar a aquel país del cual sabía mucho sin siquiera
haberlo visitado jamás. Su amor
por el era imposible de describir con
palabras. Necesitaba estar ahí para poder encontrar la mejor manera
de describir lo que sentía… y la oportunidad le había llegado
hasta las palmas de sus manos. Y entre el día y la noche, llegó a
corea.
El vuelo aterrizaba, las azafatas ya
estaban avisando a todos los viajeros con que permanecieran en sus
sitios y se colocaran los cinturones de seguridad.
- Kiara, ya estamos llegando, ponte el cinturón.
Kiara que no parecía estar agusto en
aquel lugar con tanta gente, se puso cómoda colocándose el cinturón
y sin contestar a Evon. Estar tantas horas encerrada en un avión no
era para nada su estilo. Tampoco estar rodeada de tanta gente. Aunque
gracias a su padre lograron conseguir boletos para primera clase en
el primer vuelo que se dirigía hacía allí. Pero eso no la hizo
feliz.
Pasados unos minutos, la gente ya
comenzaba a levantarse en busca de sus pertinencias. Evon en un
intento de levantarse fue parada por Kiara que la cogió de la mano,
hablando así al fin:
- No te atrevas a dejarme sola
- Solo intentaba coger el bolso
- No, dejalo, hasta que se vayan todos. – soltando su mano.
Evon con un simple suspiro, obedeció a
su jefa y volvió a sentarse. Después de que toda la gente saliera
del avión, Evon volvió a levantarse y miró a Kiara.
- Ahora puedo
- Tsk.. - levantándose
Sin ni siquiera dirigirle la mirada a
Evon, Kiara caminó hacia la salida. Evon que no estaba dispuesta a
dejar que nadie le arruinara su buen humor y su estado de animo cogió
los dos bolsos y siguió los pasos de su jefa.
Fuera ya tenían todo preparado. Sus
maletas ya les estaban esperando junto al conductor que las iba a
llevar directamente hacia su apartamento.
Tras media hora conduciendo de el
aeropuerto de Incheon al centro de Seúl, las dos chicas habían
quedado totalmente dormidas, el cansancio se les veía en la cara y
en sus ojeras.
El conductor abrió la puerta y les
dirigió la palabra, las dos se levantaron, limpiando sus caras con
miedo de que su belleza se viera afectada.
- Gracias – dijo Evon
- Lleva las maletas – dijo Kiara
- No me vas a ayudar? Pesan mucho no crees?
- Lo que me faltaba… - volviéndose hacía atrás para ayudarla
Una sonrisa se dibujó en los labios de
Evon, después de todo Kiara tenía un buen corazón, solo necesitaba
que la gente la conociera mejor y intentara entenderla.
Una vez estando en el apartamento,
Kiara dejó su maleta en la entrada y con unos pasos de más llegando a
la sala, se escuchó de su boca un “WHOOOAA”.
Evon que no sabía la razón tras
aquella reacción fue tras ella. Las dos se quedaron mirando el
precioso paisaje que tenía aquel apartamento. Su vista al rio Han
era algo maravilloso, y el puente que conectaba las dos partes de
Seúl no podía explicarse con palabras. Sus luces, y los colores que
transmitían, todo aquello dejó a Kiara con la boca abierta, y
incluso a su amiga, que parecía tener una idea general sobre como
era aquel país.
Recuperando su consciencia, Kiara
aclaró su garganta con un ligero tosido y se dirigió hacia su
maleta en busca de su pijama, dejando atrás a Evon aún embrujada
con la magia de aquel maravilloso paisaje.
- Voy a ducharme, compra algo para comer.
Sin obtener ninguna respuesta, Kiara se
dirigió hacia la ducha mientras Evon seguía sobresaltada de
alegría. Tras escuchar el sonido del agua de la ducha, volvió a la
realidad, se fue en busca de su bolso, y se puso en marcha para
buscar algo de comer.
Mientras Evon se encontraba fuera en
busca de algo para comer, Kiara ya se encontraba tirada en su
habitación mirando al techo como siempre hacía cuando se
aburría. Pasaban las horas y Evon no aparecía, “ Que estaría
haciendo” pensó para sus adentro. Los ruidos de su barriga ya
se empezaban a escuchar, y sin poder aguantar el hambre más, se puso
de pie. Buscó en su maleta, y eligió unos Shorts, una camiseta
ancha tipo deportivo y una gorra. Guió su mirada en busca de su
bolso, lo cogió, y se puso en marcha hacia fuera.
Al estar fuera, sus ojos fueron
atraídos por una pequeña tienda donde vendían Ramen, no era su
comida favorita pero en el estado en que se encontraba no tenía otra
elección: o comprarlo o morir de hambre hasta que aparezca su
asistente. Sin pensarlo dos veces se dirigió hacia allí, dio unas
vueltas por la tienda y logro encontrar algo más que Ramen. Con unas
galletas y algunas botellitas de zumo acabó su compra y se dio la
vuelta con la intención de dirigirse hacia la caja, Al
momento de girarse su nariz golpeó algo que parecía ser un
tejido... se apartó un paso atrás y miró sobre que se trataba. Era
un chico alto pero que no se le podía ver bien la cara. Solo un
poco la barbilla que parecía tener barba de 3 días sin afeitar. Sin
duda un look disgustoso y "feo". Llevaba una capucha que le
cubría la mayoría de su rostro, si no podía ni ver para caminar
normal que chocará con ella. Kiara lo repasó de arriba a abajo y
con un gesto de disgusto en su mirada y sus labios pasó de largo,
dedicándole una de sus miradas más desagradables y superficiales;
siguió su camino hacia la caja y cogiendo sus cosas salió de la
tienda guiando nuevamente sus pasos hacia su apartamento. Mientras
se encontraba en el ascensor y la puerta estaba a punto de cerrarse,
una mano interfirió entre las dos partes, y el mismísimo chico de
la tienda apareció de entre ellas, pero esta vez más tranquilo y
con look diferente que antes. Se había quitado todo lo que tapaba su
cara. Se veía mejor, su piel era morena diferente de lo que pensaba
ella, que todos los asiáticos tenían la tez muy blanca, casi como
si no tuviera circulación de sangre en ella. En un intentó de
marcar el número de su piso el otro chico se le adelanto y marcó
el mismo número que ella. Por unos instantes ambos se miraron, pero
el sonido de un móvil interrumpió aquel silencio tan incomodo del
lugar.
- Donde estas?! – contestó gritando
- Me he perdido – Evon hablaba desde la otra línea.
- Pues espabílate, yo ya me he espabilado sola.
Enfadada colgó y
guardó el móvil, mientras se preparaba para salir del ascensor miró
al chico que a su vez la miraba extrañado. Sin saber el motivo
aclaró su garganta y con un ligero tosido, Kiara salió del
ascensor, pero por cada paso que daba, sentía otros tras los suyos,
como si alguien la siguiera. “me
está siguiendo?” pensó para sus
adentros. Decidida a enfrentarle se dio la vuelta y se quedó
petrificada al verle abrir la puerta que estaba enfrente a la suya.
Avergonzada y con la cara medio roja, se dio la vuelta guiando sus
pasos hasta su propia puerta entrando.
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En otro lado de la ciudad, Evon se
encontraba perdida con sus bolsas, paseando por las calles y
preguntando a la gente, pero sin llegar a ninguna explicación
entendible.
Evon a su vez también era guapa y
atractiva, pero un poco timida, al contrario que Kiara que tenía un
carácter fuerte y mucha confianza en si misma. Más de lo normal.
Ahí fuera y sola, sentía miedo. Nunca
había visitado aquel lugar aunque le gustaba, no conocía a la
gente, ¿Cómo podían ser tan simples? Con tan solo preguntarles se
ofrecían a llevarte hasta el sitio que quieres. Algo que la tenía
preocupada. “O son todos buenos, o traman algo al ver que soy
extranjera” pensaba para si misma, sin llegar a aceptar la
oferta de nadie. Preguntó a una mujer que pasaba por su lado por la
parada de Taxis, y aquella mujer le paró un taxi ahí mismo.
Indicándole que subiera con un gesto de mano y una sonrisa dibujada
en su rostro. Evon con una reverencia de agradecimiento y otra
sonrisa de vuelta se subió al coche y le pasó la dirección que
tenia apuntada en el móvil.
Tras unos minutos
el TAXI paró al lado de su edificio, dándole las gracias con las
pocas palabras que dominaba en Coreano, le pagó y salió corriendo
hacía la puerta.
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