CAP. 3
Kiara se
encontraba escribiendo en su Laptop, aunque no le gustaba hacer nada,
escribir era algo que no faltaba en su vida. Todo lo que sentía lo
transmitía con palabras apasionadas en estilo poesía. Era algo que nadie de su familia sabía, solo Evon que en muchas veces los leía,
y que intentó convencerla de que podía escribir un libro constantemente se negaba a hacerlo, diciendole que era algo solo para ella,
y no quería que nadie disfrute de ello sin sentir su pasión; del
cual ella sentía a la hora de escribirlo. Pero sin su aprobación Evon
los robaba y los publicaba sin su permiso en su blog, sabiendo que no
era su estilo navegar por Internet.
- Por fin -dijo Evon poniendo las bolsas en la cocina – veo que has comido.
- Si, me espabilé sola – cerrando su computadora.
- Bien por ti, sigue escribiendo, no te molestaré, haré algo para cenar y me voy a la cama.
- Yo ya me voy ahora, acuérdate de los documentos que me dio mi padre para mañana – poniéndose cómoda en la cama – Buenas noches.
- Buenas noches.
La noche ya había
llegado a su fin, los rallos del sol empezaron a entrar por las
ventanas que rodeaban el piso y lograron llegar hasta Evon. Se giró
lentamente en su cama y se levantó perezosamente dirigiéndose al
baño. Tras tomar una ducha que refrescó su cuerpo, volvió a salir
otra vez en busca de algo para ponerse. Buscando en su maleta decidió
ponerse un mini vestido verde con una americana negra. Su trabajo la
obligaba a vestirse de aquella manera, aunque no era su estilo,
siendo la asistente de Kiara tenia que aguantarlo. No tenía ni el
dinero ni la belleza de su amiga, pero siempre se esforzaba para
demostrar de lo que era capaz.
Bien vestida y
arreglada para su primer día de trabajo, Evon, tocó la puerta de
Kiara con la intención de despertarla.
- Es hora de ir al trabajo.
Sin obtener ninguna respuesta, abrió
la puerta y se encaminó hacía la cama de su amiga, quitando la
sabana que la tapaba de la cabeza a los pie y asó por fin logró que abriera sus
ojos.
- Levántate, debemos ir.
Sin contestarle, Kiara buscó su móvil
encima de la mesita de noche, junto a su cama, y lo encontró
verificando la hora.
- No es demasiado pronto? Vete… iré tras tuyo.
- Pronto? Ya son las nueve, el conductor nos está esperando – agarrándola del brazo – además, no es mi centro, sino el de tu familia, querrán conocerte a ti.
- Vaaaaaaaaale – soltándose
Sin ganas de hacer nada, Kiara se
levantó quejándose y maldiciendo a Evon que parecía no importarle
lo que la otra decía, ya que estaba acostumbrada a escuchar sus
quejas. Evon, sin hacerle ningún caso, salió de su
habitación hacia la cocina en busca de algo generoso y equilibrado
para comer ya que a Kiara le tomaría un buen rato prepararse.
Al cabo de media hora, Kiara apareció
por la puerta de su habitación con su pelo moreno medio recogido y
con un vestido blanco de escote tipo V. La parte inferior con
rayas blancas y negras, acompañada de un mini bolso channel del
mismísimo color.
- Oh~~ ya estás? Pensé que tardarías.
- Vamos.
Dejando tras ella lo que se había
preparado para desayunar, Evon, siguió los pasos de Kiara, que sin
ganas y mala leche, se dirigía a su primer día de trabajo en aquel
país. Una tras la otra entraron en el ascensor pulsando el botón
que las llevaría a la planta baja.
Una vez fuera, Evon se adelantó a
Kiara abriéndole la puerta del coche, mientras ella se subía en la
parte del copiloto, quedando Kiara en el asiento trasero.
- Está lejos?
- Está en Gangnam… a una media hora de aquí.
- Pásame mi laptop.
Cogiendo su computadora, Kiara la
abrió, acabando de escribir lo que anteriormente había empezado, y
sin darse cuenta, la media hora ya había pasado. Evon volvió a
levantarse para abrirle la puerta , y con un simple suspiro, Kiara
cerró su portátil y salió del coche, guiando su mirada por aquel
sitio. Se quedó sin palabras.. “por qué tanta gente?” pensó
para sus adentros. Se giró hacia su asistente perpleja y volvió a
mirar a su alrededor. Sin darle tiempo a preguntar, Evon ya se le
había adelantado preguntando lo mismo:
- ¿Por qué tanta gente?
Mientras seguían paradas ahí,
preguntándose por la razón de todo aquello, un hombre de edad
mediana y con un traje negro y pelo blanco liso apareció delante de
ellos abrazando a Kiara.
- Has crecido mucho desde la ultima vez!
Kiara ante tal acto no supo que hacer,
se le quedó mirando sin dirigirle ninguna palabra, solo guiando su
mirada una y otra vez hacia Evon, que a su vez no parecía reconocerle.
- Hola señor, soy Evon, la asistente de Kiara – dijo presentándose
- Encantado – dijo con una reverencia – parece que no me ha reconocido.. – mirando hacia Kiara – soy su tío “chino” – dijo sonriendo.
- Ah… hola tío Park.. – dijo Kiara abrazándole – perdona por no reconocerte… pasaron muchos años desde la ultima vez que te vi.
Guiados por aquel hombre, las dos
chicas le siguieron hasta el interior del centro comercial. El hombre dio
media vuelta, buscando con la mirada a alguien que no tardó en
encontrar. Con un gesto de la mano lo llamó. Un Joven apareció
caminando hacia ellos.
- Chicas, este es vuestro guía aquí hoy, os enseñará cada rincón en el centro. Yo ahora me tengo que ir ya que hemos organizado un fansing de un grupo de cantantes.
- Un grupo? – preguntó Evon – No serán BigBang?? :O
- No, son un poco más viejos, se llaman Shinhwa. Bueno, os dejo.
El hombre se dio la vuelta y se fue.
Evon con lo emocionada que estaba al escuchar aquello, abrió su poca
de par en par y comenzó a gritar y saltar sin parar. Kiara, viendo
su reacción la cogió del brazo intentando que se calmara, pero sin
obtener resultado alguno.
- Te lo advierto, cuando se acabé tu emoción, sígueme
Acompañada de aquel chico, Kiara
siguió su camino para averiguar cada esquina de aquel centro, para
estar informada sobre todos los rincones.
---
Evon, por su lado, se le olvidó
completamente lo que su jefa la había dicho, Sin pensarlo dos veces se puso en marcha
buscando a sus ídolos, que llevaba mucho tiempo intentando conocer a uno de
ellos. Preguntando a todo el mundo por fin logró saber donde se encontaban, y sin tardar mucho llegó a la 3ra planta; y ahí
estaba, Un grandioso poster con una flecha a su lado que indicaba el
camino. Evon se dirigió hacia donde indicaba la flecha. Llegando al sitio vio a muchísima gente haciendo fila, paseándose entre la
multitud, logró tener una idea de los puestos de cada
integrante y se puso en la primera fila, con intención de ir pasando
de una a otra.
Horas después Kiara, se
encontraba sola, estaba dando vueltas por aquel grandioso edificio
sin lograr encontrar a su amiga, o en aquel momento, asistente, la
cual tenía trabajo que hacer. Mientras salía del ascensor, le
pareció ver un rostro familiar entre la muchedumbre y sin pensárselo
dos veces, fue hacia allí.
Entretanto, Evon ya estaba a punto de
darle el álbum que acababa de comprar especialmente para que
fuera firmado, y mientras extendía su mano hacía la mesa de su
grupo favorito, fue detenida por otra mano que la cogió bruscamente
de la muñeca y la sacó de la fila en la cual llevaba horas
esperando por su turno.
- Kiara..!! – dijo Evon sorprendida
- Otra vez con tus chinos… que te…
Y antes de que pudiera acabar su frase,
Evon fue apartada lejos de ella, y su mano fue quitada de la misma
manera que hizo antes con su amiga, bruscamente y sin previo aviso.
Kiara que veía como un hombre joven que no conocía de nada,
agarró a su amiga y la apartó de ella, mientras que otro sostenía su mano. Mirando a la mano
de aquel extraño, Kiara, levantó su mirada hacía él. Se quedó
helada. Petrificada. Abrió sus ojos como platos y se soltó de golpe
suspirando pesadamente y volvió a mirarle otra vez. Aquel extraño
hacía lo mismo. La miraba una y otra vez analizando lo que sus ojos
veían, hasta que por fin los dos a la vez rompieron aquella tensión
y aquel silenció, bajo la mirada y el murmullo de todos.
- Tuuuuuuuuuuuuuuuu!!
Todos se les acercaron, la gente
murmuraba sin parar, y los miembros de su mismo grupo también se
acercaron a ellos. Kiara que estaba harta de aquella situación y muy
incomoda por lo que había pasado, suspiró de nuevo sin decir nada y
dió media vuelta desapareciendo del lugar y dirigiéndose a su
despacho.
Mientras, el hombre que segundos antes
tenía su mano sobre ella, la observaba marcharse y dejar atrás todo
aquel lió que había montado, sin dar explicaciones ni pedirlas.
Sin siquiera quejarse sobre lo que había pasado ni lo que la habían
hecho.
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