Oppa dame chocolate...

TITULO DEL FIC: Talk to you
NOMBRE DEL AUTOR: Julieta Morada
CLASIFICACIÓN: Todo público 

De repente me di cuenta que me estaba siguiendo, comencé a caminar más rápido, él apuró sus pasos, me tomó del brazo violentamente y me dejó frente a su rostro, el cual por primera vez noté serio y preocupado.
-me haces daño-, le dije, exaltada- ¿Por qué me estás siguiendo?
Con la mirada fija en mi rostro dijo -No quiero que te vayas-.






CAP. 1
Existen días en los cuales  pensamos que nuestra vida será simple y rutinaria, que a pesar de los esfuerzos, llegaremos al mismo lugar que muchos otros han llegado; pero existe algo llamado por muchos, destino y nos puede cambiar nuestra historia en 360 grados. 


Recuerdo muy bien el día en llegamos a Corea; fue un día miércoles del mes de Enero, mi amiga y yo, decidimos dejar los soleados y alegres días de nuestro país, para ser recibidas por un inmenso manto de frío y  nieve, al otro extremo del planeta. ¿La razón? Aún no las logro comprender del todo, sin duda fue un acto impetuoso, caprichoso, quinceañero; pero del cual no me arrepiento, en absoluto. 


Cuando llegamos a Seoul; quedamos impresionadas, era una ciudad enorme, completamente distinta a lo que estábamos acostumbradas; y no tan sólo los edificios, las carreteras; si no que también, la gente, sus miradas, la poca calidez que existía; a los primeros minutos, ya quería volver a  casa, pero mi orgullo era más grande.
Claudia y yo, veníamos de intercambio a la Secundaria ChungDam por un año completo; ya que en el mes de Noviembre del año anterior, dentro de todos sus proyectos, el colegio al cual asistíamos en Chile; otorgaría una beca a dos alumnos de alto rendimiento para un viaje de intercambio a Corea del Sur.


Al conocer aquella noticia, mi amiga Claudia estaba eufórica, ella amaba la cultura asiática, y por sobre todo a un grupo musical, proveniente del país en cuestión. Siendo su amiga de toda la vida, conocía sus gustos al revés y al derecho.  SHINee, era un grupo de pop de 5 chicos que le quitaban el sueño, yo los escuchaba mucho por ella, pero aún así me gustaba su música y sus bailes  pero no era un fanatismo al nivel de mi querida amiga, eso era algo imposible. Todo lo relacionado con ellos, Clau lo tenía, parecía una niña pequeña, amaba a todos los integrantes y vivía hablando sobre lo guapos que eran. Era divertido escucharla y ver la cantidad de imágenes que siempre traía consigo.  Su sueño era poder ir a una presentación y poder conocerlos; por lo que el proyecto era la oportunidad de su vida, la que tanto había esperado para poder conocer al fin a sus ídolos.


-¡¡¡¡Noe!!!!- gritó, llena de emoción, mientras venia corriendo hacia la banca en donde me encontraba yo, platicando con una compañera;  sus ojos estaban al borde de las lágrimas.
-¿Qué  pasó Clau? ¡Estás llorando! ¿Qué…qué sucedió?!- me paré de inmediato al ver a mi amiga tan afligida.
-Soy la mujer más feliz del mundo!- decía, estirando sus brazos hacia arriba, dándo vueltas y saltando como una niña pequeña; yo la miraba perpleja, no entendía lo que pasaba.  
-Sucede que el colegio dará una beca para ir de intercambio  a Seoul por un año! ¿ Sabes lo que significa! Que podré ver  a SHINee en vivo!- dijo, mientras volvía a dar vueltas y saltos como loca. 
-Me parece fantástico Clau!, pero estás segura?, donde lo viste?
-En el mural del pasillo, hay un afiche enorme, las inscripciones ya comenzaron, así que debemos apresurarnos!- 
-Claro…cuando cierran las…- me detuve, pues algo no había procesado bien de la noticia de Clau-  Espera un momento…-le dije atónita- Debemos?, desde cuando quiero yo irme a Corea?-
-Ahm- suspiró, formando en sus labios un pucherito - Existen dos cupos y pensé que desearías ir conmigo, eres como mi hermana y me encantaría que me acompañaras!, será toda una aventura!- añadió ilusionada, con un brillo peculiar en sus ojos pequeños.
-No lo sé Claudia, es bastante lejos, es un cambio extremadamente….extremo!. Es muy arriesgado, todo es totalmente diferente… y  Qué pasará con nuestros gastos, es mucho tiempo y los estudios…y, además…no hablo Coreano.- le dije de manera tajante.


Luego de un suspiro, ella me respondió – Cuando deseas hacer algo, lo haces, no importa el como ni el porque, todo está en el poder de tu ímpetu- mirándome fijamente a los ojos, con una mirada desafiante y soñadora, añadió – Ganaré esa beca, pase lo que pase y viajaré a Seoul, sola o acompañada no me interesa- terminó molesta, dándo la media vuelta para retirarse.


-Espera!- la detuve- No te enfades, es sólo que es complicado y no es por las  notas, ni por el dinero, es más bien algo personal y tú sabes bien lo que es- le dije- Un año es mucho tiempo y quiero estar con mi papá, todo el tiempo que no lo estuve, por favor Claudia, trata de comprender- añadí,  avergonzada y con la mirada en el suelo; la verdad me emocionaba bastante la idea, sin duda era una oportunidad única, y quería acompañar a mi amiga a cumplir su anhelo pero,¿ y mi padre?, realmente quería formar lazos con él, y el hecho de poder comenzar un nueva vida en su casa me era más importante.
-Está bien- respondió cariñosamente mi amiga- pero piénsalo, sabes que no sería lo mismo sin ti-se acercó a mi y me abrazó; yo por tanto, caí en el llanto; me provocaba tristeza, desilusionar a Claudia de tal  manera.
-Lo siento-le dije- Ella tan solo sonrió, amablemente. 


Al salir del colegio, Claudia no me esperó como de costumbre, si no que se fue de inmediato a su casa, caminando; no quise seguirla porque supuse que estaría molesta por el asunto del viaje, así que decidí tomar la locomoción para irme a casa. 


Me encontraba en el paradero, cuando divisé el auto de mi padre;  este se detuvo y me invitó a subir; cuando me encontraba en el vehículo le pregunté, mientras acomodaba la mochila en el asiento de al lado:


-¿Y tú?. No salías después de las 6?-
-Pues sí ese es mi horario!- respondió, mientras conducía en línea recta hacia unos departamentos.- Pero,  dejé todo listo temprano, porque hoy es un día especial- añadió sonriente y emocionado.
-Entonces deberían ser especiales todos los días,  lunes a viernes, así no tendría que esperar años, el bus para irme a casa- le respondí con ironía; ambos reímos. Noté que mi papá estaba muy contento y me alegre bastante, mientras conversábamos sobre nuestro día, me di cuenta que tomó un camino distinto al que llevaba a casa, no le pregunté nada porque supuse que pasaría a algún lugar a buscar unos papeles o comprar lo que necesitara. Lo sorprendente fue que entramos a una especie de condominio y nos detuvimos al frente de una casa de un piso, anaranjada, de la cual una señora de cabello oscuro, delgada, con ropa de temporada y unos zapatos que la hacían ver unos 15 cms más alta sacaba unas maletas y unos cuantos cuadros.
-Hija,- me dijo, soltándose el cinturón de seguridad para voltearse  y dirigirse a mí- Ella es Rosana, es mi novia desde hace unos años, siempre ha querido conocerte y al saber que ahora vives conmigo, quiso vivir con nosotros, no pude negarme, siento que es una gran oportunidad para que se conozcan y establezcan un vínculo más cercano; es por eso que se mudará, hoy.


Sinceramente, hubiera pagado grandes cifras para que fotografiaran mi cara en ese instante; era tanto el revoltijo de sentimientos que tenía…que tan sólo atine a un desaliñado
-okei-  Me sentí estúpida, traicionada,  si algo odié de mis padres fue  la poca consideración que tenían conmigo, es decir, mi opinión nunca importó, ellos siempre hacían lo que querían, yo tan sólo tenia que acatar, y acomodarme. Quería abrir la puerta del auto y salir corriendo, regresar donde Mamá y llorar.


-Sé que debí decírtelo antes, pero no encontré el momento exacto- añadió al percibir mi impresión.
-Y no lo encontraste-le respondí tajantemente a los ojos, desviando mi mirada hacia el espejo del auto, para que no pudiera ver mis lágrimas de impotencia.


Percibí en el instante, que se bajo del auto para ayudar a Rosana a cargar el equipaje, en ese momento yo me encontraba inmersa en mis pensamientos, sólo atine a agarrar mi mochila y apretujarla lo bastante para poder vaciar la rabia que me contenía por completo. “Se suponía que íbamos a vivir completamente como padre e hija”, pensé. Cerré los ojos y trate de calmarme;  luego de unos minutos, al sentir las puertas del auto abrirse, abrí los ojos y me limpié rápidamente las lágrimas de mi rostro. Papá y Rosana habían subido; 


-Ola Noemi!-Ella me saludó con una gran sonrisa, su boca era grande, al igual que sus ojos, los cuales eran de un hermoso color miel, al igual que las joyas que estaba usando. Era una mujer bonita, bien arreglada y al parecer de buena situación.
-Ola- le dije, seca. 
-Eres muy linda, más de lo que había dicho tu papá- añadió, mientras se colocaba el cinturón, al igual que mi padre, quien luego encendió el auto y partió. Ella trataba de iniciar una conversación, a través de cualquier tema, pero yo sólo le respondí con monosílabos; no le prestaba mucha atención a lo que decía, me encontraba en otro lugar y sinceramente no me interesaba conversar con ella, supongo, se dio cuenta, ya que entonces comenzó a platicar con mi papá de no sé que temas.


Cuando llegamos a casa, me bajé rápidamente del auto, tomé mi mochila y me apresuré en encontrar las llaves, abrí la puerta, me limpie los zapatos y entré. Fui rápidamente a la cocina, abrí la nevera, tomé el envase de helado de chocolate que estaba dentro, tomé una cuchara que había sobre una mesa y luego corrí a mi habitación y la cerré con llave.


Me tiré sobre la cama y traté de razonar un poco; comencé a hilar de apoco las piezas y llegue a una poco lógica pero gran salvadora conclusión. Me senté sobre mis rodillas y comencé a comer mi helado; Papá me había desilusionado bastante al decirme de un día para otro que tenia una novia, y que más encima la extraña mujer viviría con nosotros, rompiendo todos mis planes de convivencia padre-hija. Yo no la quería entre nosotros; tampoco quería volver con mamá, ella ya tenía sus planes y regresar, además de cobarde, sería un obstáculo para ella y no quería truncarle el pleno momento que estaba viviendo. Al darme cuenta que mi desquite alimenticio se había terminado, me levanté de la cama y dejé el envase en el suelo; para poder ir en busca de mi celular, tenía una llamada que realizar.


Hoy me sorprende el poder del destino, y como las cosas se alinean para poder cumplirlo, es gracioso darse cuenta pasado los años, pero también es intrigante como uno no lo nota cuando las cosas están sucediendo.
Al encontrar mi celular, busqué rápidamente el número de Claudia y lo marqué, los segundos que demoró en contestar los encontré infinitos, estaba exaltada, al parecer el exceso de chocolate y la infinita mescla de emociones me tenían algo desquiciada,  hasta que por fin escuché la voz de mi amiga.
-Aló?
-Clau!, adivina!- le dije emocionada-
-Qué…que pasó?-soltó una risa, al parecer suponía lo que le iba a decir-
-Viajaré contigo.

CAP. 2
Recuerdo cuando la vi por primera vez, desde aquel momento no pude evitar mirarla cada vez que podía. No sé si fue por el hecho que era distinta que llamó mi atención, pero sinceramente algo más que sus facciones me atraía. ¿Por qué estaba siempre tan seria?, inmersa en gigantes libros de..de.. no lo sé;  siempre leía, me era gracioso observarla tan concentrada con sus lentes, tan alejada de lo que estaba ocurriendo, tan alejada  del ruido, tan alejada… de mi.


Ser una estrella mientras aún asistes al colegio no es fácil, o tus compañeros te aíslan o sólo se acercan a ti como un medio para conocer personas famosas, tener amigos se transforma en una tarea dura. Aún peor era que todos los ojos estuvieran puestos en ti ante todo lo que hacías, si te equivocabas, si estabas triste, alegre, tu vida es convertida en un foco de atención, tu nombre ya no puede pasar inadvertido; nunca me gustó,  pero me acostumbré, no podía hacer nada al respecto; habían pasado dos años casi desde que me convertí en el niño que baila en el grupo musical, y bueno, el silencio y la quietud se volvieron mis mejores aliados.
Pero todo cambió, en mi al menos, cuando comenzaron las clases de mi penúltimo año en la secundaria. Nos  informaron que venían alumnos de intercambio de diversos países, bastante lejanos, me alegré mucho ya que  a diferencia de los años anteriores, no sería el único “diferente” en la escuela, eso me alivió, al menos podría cargar con menos miradas y menos persecuciones de compañeras.


Era un día soleado, tocaron la campana que terminaba la primera hora de clases y daba inicio al recreo, como de costumbre, me  quedé en el segundo piso apoyado en la baranda en un sector donde la sombra cubría gran parte de mi rostro, así nadie podía captar mi presencia, en cambio yo, tenía una perspectiva completa del patio y de todas las personas que allí  estaban. Fue ahí donde la vi. Silenciosa, con una mirada seria e intrigante a través de sus delgados lentes , miraba hacia todos lados, mientras quien la acompañaba, alegre y eufórica, le señalaba los lugares más atractivos de la escuela; luego tomó su mano y la llevo al parque, unos metros más allá de donde estaban. Supuse  que serían las nuevas alumnas asique no les tomé mayor atención.


Pasaron los días y no sé porque motivo la chica de los lentes me parecía…interesante, se notaba que estudiaba mucho, era reservada, delicada, linda… Sin darme cuenta la miraba constantemente hasta que un día se percató de ello. Se encontraba leyendo en una banca junto a un grupo de chicas que estaban haciendo bastante ruido, las cuales ella ignoraba completamente, al parecer la Física era más interesante. De un momento a otro, alzó su cabeza hacia donde yo me encontraba, nos miramos; yo desvié mi mirada, sentí como mis mejillas empezaron a entibiarse, puse mi manos en ellas para disimular un poco y tímidamente la volví a mirar; ella continuaba concentrada en aquel gigantesco libro, mientras que  yo me daba cuenta que necesitaba, lo más antes posible, hablar con ella.  


La veía a menudo sola en los pasillos, en el patio siempre con un libro en mano, pero por alguna razón no podía acercarme a ella. Tenía miedo, sí; miedo ¿Qué dirían lo demás sobre mí? ¿Sobre ella?. No, no era correcto. Retuve mis ganas de hablarle por meses pero no pude contener el poder mirarla, era mi único consuelo, siempre estuve buscando la oportunidad de verla sonreír, siempre estaba seria, triste quizás, incluso hoy, aún me pregunto porque ese interés hacia ella, justamente ella, las mas lejana, las mas difícil, las más imposible. 

CAP. 3
-¡No lo puedo creer!, luce tan guapo-
-Si, si lo es, pero no es tan simpático como demuestra ser en la televisión-
-Pero aun así luce adorable-
-Es tan perfecto para mí-
-¿Lo viste en la presentación de ayer?
-Sí, Sí Si fue genial!-


Unos gritos bastante chillones me interrumpieron en mi profundo análisis de física cuántica, disfrazada en signos orientales que aun me costaban descifrar.


-¿Quién es el Romeo por el cual claman tan apasionadamente? - le dije, irónicamente, a Clau y a sus 3 nuevas amiguitas sin despegar la mirada de mi libro.
-Ay Noe! No me creerás pero pero- mi amiga sonaba emocionada- estamos en la misma escuela que  Taemin Oppa!
Ah! Si?-le dije, volviendo  a mi libro- el no es el de tus brillositos?-termine irónica.
Jajá-dijo mi Amiga, en el mismo tono. Pues, fijate que si!-continuó.  Ésta es mi oportunidad para al fin hablarle y declarale mi amor hacia él y hacia Minho!- dio un suspiro largo, de enamorada y continuo riéndose y gritando con sus nuevas amiguitas. 


 Lamentablemente, Claudia y yo estabamos en cursos separados por lo que nos veiamos solo en los recreos. Los primeros días paseabamos las dos juntas, nunca nos faltó tema que hablar y de verdad, es reconfortante tener a tu lado un persona cercana en un lugar gigantescamente ajeno, poder hablar el mismo idioma, sin taburetes, sin reglas de cordialidad; un rinconcito de la plaza de aquella gran escuela se transformó en una especie de refugio, en donde podiamos ser nosotras mismas. Hasta que de pronto aparecieron Sun Hee, y Young Mi, gemelas, en la misma clase que mi amiga, se acercaron mucho por sus gustos musicales, su fanatismo hacia el grupo alabado de mi amiga las unieron dia a dia. De a poco, la alejaron de mi, transformándola en una chica coreana común, dejándome de lado, con el unico consuelo que me quedaba, los libros. Empecé a vagabundear sola, observando los detalles de aquel gran colegio, descubrí muchas salas, talleres, pero me entristecía mucho el hecho que mi amiga, por la cual yo habia viajado, ya no estuviera a mi lado.


Pero, todo cambió cuando una tarde…. me quedé dormida en la bibiloteca, haciendo tiempo para asistir al taller de piano.


Me dirigía hacia la sala número 135, estaba todo en silencio, cuando comencé a escuchar una melodía que provenía del salón, apresuré mis pasos y al llegar, la puerta estaba entreabierta, me asomé silenciosamente para ver quien estaba tocando, tan hábilmente, el piano negro que se encontraba cerca de las ventanas de la habitación. Pude reconocer a un chico, el cual estaba inmerso en lo que estaba tocando, recuerdo el sonido exactamente, una melodia triste, pero agradable, la cual te hipnotizaba. Me quede pegada varios minutos mientras él tocaba, por las ventanas entraban rayos de luz, lo cual formaba una imagen a contraluz, lo que no me permitía reconocer quien era el chico que estaba tocando. De repente, puse mis manos en la puerta para apoyarme, cuando la puerta comenzó a abrirse, soltando un ruido bastante molesto, lo que interrumpió la canción; el chico se detuvo y miró hacia donde me encontraba, quedando yo sorprendida y algo avergonzada:


-Lo, lo siento- le dije- No era mi intención interrumpirte, disculpa.
-No te preocupes-me dijo y noté que sonrió- De todos modos, ya iba a terminar.
Diciendo esto , se paró de su asiento y comenzó a cerrar la tapa del instrumento.
-Espera,- le interrumpí- ¿Porqué estás guardando?, La clase debería empezar ahora.
Se sorprendió y soltó una pequeña risa,- La clase terminó hace media hora, yo sólo me quede un rato más.
Quedé sorprendida y le pregunté que hora tenía, él miró su relog y tenia las 7:15
-¡No puede ser!-dije aterrada- Llegaré tarde al trabajo; Lo siento, tengo que irme, Hasta luego!
Hice la reverencia y me fui corriendo por el pasillo; debido a mis largas tardes solitarias que se hacían infinitas, sin la compañia de Claudia e incluso realizando todos mis deberes de la escuela, decidí buscar un trabajo de medio tiempo y me contrataron como mesera en una cafetería ubicada a varias cuadras de la casa en la cual yo habitaba. Era mi primer día de trabajo e iba a llegar atrasada.
Mientras corría, sentí que alguien estaba detrás de mi, tocó mi hombro y me dijo:
-Espera niña! no te vallas aún..
Me di vuelta, y para mi sorpresa, el chico que tocaba hermosamente el piano, era el mismo chico por el cual Claudia , Young Mi y Sun Hee, clamaban todos los días.
Lo mire algo perpleja y note en su rostro nerviosismo; aún así, sacó su mano de mi hombro, colocando ambas en sus bolsillos, y me dió una timida sonrisa.
-Tú eres una de las niñas extranjeras cierto?-
-Sí- le dije, mirando extrañada, ¿Algún problema con eso?, le respondí molesta.
El chico se sorprendió y me dijo:
-Ah, No, No. Lo siento, bueno, yo..yo.. quiero..-titubeaba, mirando hacia las paredes, nervioso.
-Disculpa- le dije- No tengo tiempo, de sociabilizar, llegaré tarde a mi primer dia de trabajo, así que permiso.
-No, no, espera....sólo quiero saber tu nombre.
-¿Para que lo necesitas?
-Quiero conocerte-
Lo mire sorprendida,-Noemi- le dije, tajantemente, preguntándome porque tanto interés en mi.
Me sonrió, y dijo- Encantado!,Yo soy…
-Lee Taemin, lo sé - luego de responderle, me di la vuelta para retomar la maratón que debia correr para llegar a tiempo a la cafetería.
Soy de las personas que creen que las primeras impresiones no se olvidan, y siento que la que le di a Taemin fue pésima, si hay algo de lo que me arrepiento sobre ese día fue mi actitud tan estúpida y las miradas tan sobervias que le dí.




CAP 4.
Noemi, Noemi, Noemi, no podía sacarme su nombre de mi mente, incluso aún lo intento.  ¿Por qué de esa manera?, ¿Por qué me miraba distinto de las demás chicas?. Porque…
-Taemin-shi , ¿Te sientes bien?
-Ahm! Sí! Sí Hyung! –Minho tocó mi hombro y me hizo volver a la realidad- Es sólo  cansancio.- le sonreí.
-Está bien, tú sabes que puedes contar conmigo para lo que sea- me replicó, creo que notaba mi falta de concentración o de ánimo, al igual que Key cuando mencionó que hace días no ensayaba como en un principio, y en realidad no tomaba en cuenta esas palabras, sólo me preocupaba hablar con la chica, en la escuela no podía mirarla sin sentir  el deseo de hablarle, conversar, conocerla, apreciarla y verla, aunque fuese una sóla vez, sonreir. 


No sé como, pero un día mientras ensayábamos para la grabación de nuestra nueva canción, Onew hyung se acercó a mi y dijo –Taeminnie, hay veces en que mis deseos por el pollo frito son incotrolables, y lo único que hago es correr hacia ellos y saciar mi necesidad, creo que deberías hacer lo mismo-  Con una gran sonrisa, golpeó cariñosamente mi espalda y se marchó de la habitación. Me pareció muy gracioso, típico de Onew hyung, y atiné a decirle –Gracias Hyung!- ; pero luego de unas horas, entendí un poco el transfondo de aquella frase, al menos  eso creí.


Desde el primer día que vi a Noemi, no pude parar de observar lo que hacia, aún no entiendo por que llamaba tanto mi atención.  Como la había estado observando de hace tiempo, sabia los recorridos que hacia después de clases, asique decidí seguirla cuidadosamente.


La primera parada era el casillero, allí coloqué varios días, algunos mensajes escritos, pero nada sucedió, los miraba, los rompía y los tiraba a la basura, sin siquiera pensar un momento en el posible remitente.  Luego pasaba a la biblioteca, en donde intercambiaba libros  o simplemente se sentaba en unas de las mesas a leer o hacer alguna tarea; y finalmente a eso de las  cinco de la tarde, se dirigía a su casa. No me daba el valor de seguirla hasta su hogar, hasta ese día, en donde me confirmaron por teléfono que no habría ensayo y por lo tanto, tendría toda la tarde libre. Fue en ese momento en el que decidí salir de las puertas del colegio, me puse la capucha de mi  polerón y comencé sigilosamente a seguirla,  tenía puestos sus audífonos por lo que no se daría cuenta que la perseguía. Su caminar era tan arrogante como ella misma, rápida y sin fijarse en nada ni nadie, caminaría unas 3 cuadras y dobló hacia la derecha,  de repente se detuvo. Al ver esta reacción, sólo atiné a esconderme detrás de una palmeta, justo en la esquina. Sinceramente me asusté, asomé con cuidado mi cara hacia donde ella se encontraba, comenzó a mirar a todo lados, se ajustó los lentes y continuó caminando. Esperé unos minutos, para darle distancia y recuperarme del gran susto, continué, caminando más despacio y de un minuto a otro, ella se volteó hacia mi,  me pegó una mirada asesina, se acercó a mi en mili segundos, yo estaba paralizado, y furiosa me dijo:
-¡¿POR QUÉ ME ES-TAS SI-GUIEN- DO?!
-Yo?. Yo, yo no te estoy siguiendo- dije nervioso.
-Claro que lo estás haciendo!, te vi! Saliste atrás de mi desde el colegio!, es demasiada coincidencia que justo hayas llegado hasta aquí! Que quieres de mi? - cruzó los brazos y me miraba muy ofuscada.
En realidad, al ver aquella reacción, sentí un balde de agua fría, pocas veces la gente se dirigía de esa manera hacia mi, fue sorpresivo y me sentí desilusionado, otra vez.
-¿No vas a hablar?, perfecto. - Se dio la vuelta para continuar su camino, yo aún estaba algo impactado pero, de pronto pensé y sentí fuertemente, que no podía dejarla ir de nuevo, no otra vez.
-Espera- le dije, y la tome del brazo y la acerqué a mi, nos miramos fijamente por un momento, ella sorprendida, se ruborizó.
-Déjame en paz- logró separarse , y  miro hacia el piso. Volví a tomarla del brazo y le dije sonriente
- Deja acompañarte
-No.
-¿Por que no?
-No hablo ni camino con desconocidos-dijo irónica-
-¿Desconocidos? pero si hace unas semanas sabias mi nombre.
-Que sepa tu nombre no quiera decir que te conosca.
¿Por qué eres así conmigo?- creo que notó mi tristeza, sus ojos ya no demostraban tanta entereza.
-Soy así con todo el mundo, además no veo el por qué ser diferente contigo, puede que para los demás seas un estrella famosa, para mi eres sólo  alguien más de la escuela. No eres importante para todo el mundo.
Sentí muchos baldes de agua fría, sin comprender porque las palabras de una extraña me dolían tanto.
-Eres una muy mala  persona- lo dije con cierto tono de odio, pero noté de inmediato como su coraza se comenzó a desvanecer, y como sus ojos comenzaron a brillar.
Tú no me conoces- Me dijo, reteniendo las lágrimas y se fue.


Me quedé en aquella esquina unos minutos  y luego  tomé el  camino a casa, la había dejado escapar otra vez, pero con una sensación doblemente peor que la vez pasada, parte de mi no quería verla nunca más, pero la otra insistía en que debía estar con ella, pronto.  

...