CAP. 7 Volviéndose a la realidad
El día había llegado y
el dormitorio se iluminó con los pequeños y débiles rayos de sol
que se filtraban a través de la grandiosa y única ventana de aquel
dormitorio, cruzando la persiana y las cortinas. Ji Hwang, notándose
su felicidad en su rostro, se levantó de la cama que había
compartido por primera vez con Nana. Aquella noche fue la mejor noche
de su vida. Nunca pensó que estaría tan hambriento por tener a una
mujer entre sus brazos hasta que la conoció. Su inocente carácter y
su cara de niña le habían capturado el corazón, siempre sentía
miedo de acercarse a ella y expresarle lo que sentía.
Aquella mañana se veía
satisfecho con lo que había hecho. No se arrepentía para nada, lo
tenía todo planeado y decidido, a partir de aquel día iba a ser
solo suyo, el hombre que está dispuesto a hacerla feliz el resto de
su vida.
Decidido y con ganas de
que empezara el día, se puso de pié guiando sus pasos hasta la
cocina verificando lo que tenía en la nevera. Se puso manos a la
obra y hizo el desayuno, una vez ya hecho, se lo llevó a la
habitación donde se encontraba Nana aún dormida. Con pasos muy
cuidadosos, se acercó hasta el borde de la cama, poniendo la bandeja
del desayuno sobre la mesita de noche, y se acercó a ella, dejando
su cara a escasos centímetros de su rostro, observándola por unos
segundos y soplando aire suavemente hacia su cara con la intención
de despertarla. Nana frunció el ceño, aún dormida, y puso
expresión de molesta. Empezó a abrir sus ojos perezosamente y con
ganas de seguir durmiendo, encontrándose la cara de Ji Hwang a poca
distancia de la suya. Abrió los ojos como platos y se sentó,
enrollándose a si misma en la sabana. Ji Hwan con una sonrisa le
puso la bandeja del desayuno delante y se sentó a su lado para
desayunar. Mientras se disponían a comer, Ji Hwan abrió la boca
rompiendo el silencio que llenaba la habitación.
– Se te da bien eeeh….-
sarcásticamente
Nana nerviosa y sin saber
que decir, le escupió en la cara la cuchara de arroz que se acababa
de poner en la boca, llevando sus mano hasta su boca, tapándosela,
giró su cabeza hacia el otro lado, evitando el contacto visual. Ji
Hwan se echó a reír y dijo:
– No me vas a limpiar
la cara? – con un tono tierno
Sin pronunciar palabra
Nana se levantó, dirigiéndose a traer una servilleta, mientras Ji
Hwag la cogió por la muñeca obligándola a sentarse encima suyo y a
escasos centímetro de su cara mañanera.
– Limpialo... -
mirándola seriamente
Nana llevo su mano hasta
su cara quitando los granos de arroz uno por uno, sin embargo Ji
Hwang la sorprendió cogiéndole la mano y chupándole el dedo
mientras la miraba directamente a sus ojos eróticamente. Sin previo
aviso la cogió por la cintura y la hizo girar, poniéndose sobre
ella, devorándose otra vez entre besos apasionados.
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Por otro lado Katie se
encontraba al otro lado de la cama donde yacía Shi Hoo. Tenerle
cerca le daba confianza y le hacía feliz pero no sabía cómo
expresarlo, ni tampoco estaba segura de lo que sentía por él.
Mientras se disponía a
dibujar figuritas desde su pecho hasta su abdomen, Shi Hoo
repentinamente abrió sus ojos, ella le sonrió dulcemente, y dijo :
– Me atraes...
En un impulso Shi Hoo se
sentó sobre ella y le confesó con palabras sencillas y directas.
– Me gustas...
Mientras intentaba
acercarse a ella para darle un beso, el móvil de Katie comenzó a
sonar, lo cogió y vio que era un prefijo de Francia, asustada y sin
saber que hacer tiro a Shi Hoo de encima suyo y comenzó a
sobresaltarse “París!! … París!!”.
Mientras se disponía a
hablar por su móvil, Shi Hoo se tumbó a su lado observándola,
Katie con un suspiro colgó.
– Buuf que alivio
– ¿Quién es?
– El novio de Nana, el
pobre no sabía nada, todo ese tiempo intentaba localizarla, ahora
que le he contado que Nana perdió la memoria se ha puesto histérico,
creo q...
Y antes de que pudiera
acabar su frase, Shi Hoo incrédulo, con cara de sorprendido, y sin
pronunciar palabra se enrolló en la sabana dispuesto a irse,
dejando a Katie destapada. Observándole mientras se disponía a
vestirse, katie caminó hacia él abrazándole por detrás, diciendo:
– No te vayas.
Shi Hoo sin prestar mucha
atención a lo que le pidió Katie, la soltó y con una reverencia se
despidió de ella, saliendo a horcajadas hacia fuera. Una vez
llegando al Hall del hotel, buscó su móvil y marcó rápidamente el
número de Ji Hwang, estaba en Shock y muy preocupado por su amigo
¿que le iba a decir y cómo le iba a contar esto? Era demasiado
tarde Ji Hwang ya se había enamorado, aunque le dijera esto, no va
servir de nada, pero era mejor; antes de que diera un paso más en su
relación con aquella extranjera, estaba seguro que le iba afectar
aquella noticia, pero es mejor ahora antes de que sea demasiado
tarde.
– Ji Hwang
– Eee hShi Hoo,
llamaste justo cuando te iba a llamar! Estoy en camino hacia el
trabajo.
– Ah, bien quería
decirte algo
– Lo tuyo puede esperar
– interrumpiéndole -Hmm ¿sabes que ayer confesé mis
sentimientos a Nana? ya no podía aguantar más, y tuvimos nuestra
primera noche juntos…
Shi Hoo al otro lado de
la linea abrió su boca de par en par, y sin poder decir nada,
oyéndole tan feliz, solo le felicitó y colgó, suspirando una y
otra temiendo lo que le venía encima, mientras se disponía a
marcharse, recordó a Katie. Llevó sus mano hasta su cabeza y la
golpeó, arrepentido de haberla dejado ahí sola. Esta vez el
estúpido era él.
Katherine por su parte no
podía creerse lo que acababa de pasar. En pocos minutos había
pasado de “confesarle” a aquel hombre cuya sonrisa le hacía
estremecerse, que se sentía atraída por él… y si sus oídos no
le fallaban, él había confesado gustarle ella. ¿Entonces que pasó?
Lagrimas de ira se formaron en el interior de sus brillantes ojos,
pero se las tragó. No pensaba llorar. No quería llorar, pero no
podía dejar de pensar en que “la habían abandonado”.
Se levantó, desnuda como
estaba, y con pasos pesados y arrastrando los pies, fue a la ducha.
Abrió el grifo y esta vez no le importó si el agua estaba demasiado
fría o demasiado caliente. No le importaba quemarse la piel, el
dolor por dentro era más intenso. Y mientras gotas de agua se
escurrían por su cuerpo, otro tipo de gotas salían de sus ojos
cerrados. Y así, en silenció, lloró por primera vez, por un
hombre. Pero aquellas lagrimas sabían distinto a las lagrimas de la
noche anterior. Unas de felicidad y otras de decepción. Al fin y al
cabo todos los hombres son igual, y todos buscan lo mismo. Sexo.
Mintiendo y fingiendo amor cuando en realidad lo único que hay de
por medio es deseo sin sentimientos.
Aquel día llego rápido
a su fin. Nana y Ji Hwang se vieron nuevamente por la noche, y de Shi
Hoo no se supo nada. No contestaba a su teléfono por más que Ji
Hwang le llamara. Había decidido desaparecer por un día. Y
Katherine durmió sola, nuevamente, con no más compañía que la de
sus vestidos y el perfume que quedaba de Shi Hoo en la sabanas.
Sonó su despertador.
Aturdida por el ruido Nana se despertó. Esperaba estar sola, Ji
Hwang se abría marchado ya a trabajar, pero para su sorpresa, él
seguía a su lado. Miró su torso desnudo y sonrió sonrojándose.
Con la dulzura que la caracterizaba hundió su cabeza en el pecho de
su compañero mientras él acto reflejo la abrazó, aún estando
profundamente dormido. Nana le abrazó más fuerte, sintiendo como el
calor de sus pieles también se abrazaba y se sentía cómoda. Pero
pronto aquella tranquilidad fue interrumpida. Alguien estaba tocando
al timbre y planeaba destruirles los tímpanos. Ji Hwan se levantó
asustado y Nana también se enderezó.
- Quien será? –
preguntó Nana mirándole
- Voy a ver… espera
aquí.
Ji Hwan se levantó y
Nana le siguió, no haciendo caso a sus palabras, no sin antes
ponerse algo de ropa encima. Cuando por fin alcanzó el pomo de la
puerta, lo que vio lo dejó algo confundido. Un chico alto, y rubio
parado enfrente suyo y con cara de enfado.
- What the hell…? –
dijo aquel extranjero.
Ji Hwan se puso tenso, de
algún modo presentía lo que iba a pasar, y no le gustaba nada la
idea. A su lado y pasando desapercibida, estaba Katherine. ¿Qué
hacía ella allí? Pero no tuvo tiempo de pensar mucho más cuando
Nana tras él avanzó poniéndose enfrente del extranjero. Los dos se
miraban y ella pronunció un nombre. Nombre que le partió el corazón
a Ji Hwan y que alegró la cara del forastero.
“Kéven”
Con la mirada perdida,
Nana repite su nombre, y kéven la estira hacía él para abrazarla
con fuerza, con lagrimas en sus ojos. Pero Nana pierde los sentidos y
desfallece delante de ambos. Ji Hwan intenta cogerla, pero llega
tarde, Kéven ya la tiene entre sus brazos.
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Abrió lentamente los
ojos y solo vio un techo blanco. Vio un suero que colgaba de un
“palo” y con un tubo que le suministraba aquella substancia
acuosa a su cuerpo. Escuchaba el “pip-pip” de una maquina que
tenía también conectada al cuerpo. Aquel sentimiento de estar
enchufada a más de un sitio no le gustaba e intentó incorporarse,
pero su cabeza dolía. Dolía tanto que cualquier ruido parecía
dispuesto a hacérsela explotar. Pero entre el pitidp de la maquina y
su respiración, oía otro tipo de ruidos. Una conversa. Reconocía
una de las voces, pero la otra era totalmente desconocida para ella.
- Que dices???! Nana es
una persona muy dulce e inocente!!
- Nana?? Dulce?? Desde
cuando??! Nana es una chica muy independiente y directa sin ningún
tipo de pudor!
- No mientas! Nana es la
chica más inocente que jamás haya visto!
- ¿¿Estás seguro que
hablas de MI NANA?? ¿¿No te confundes de persona??
- Como quieres que me
confunda de persona cuando es la mujer a la que amo y que ha pasado
más de un mes a mi lado??? TU NANA?? Es MI NANA?
Nana que lo escuchaba
todo, no entendía muy bien lo que estaba pasando, pero uno de los
dos se equivocaba y mucho con ella. Muy a su pesar, ellos no iban a
callarse si alguien no los callaba, y aunque también escuchaba la
voz de Katherine intentando calmarlos, ninguno de los dos le hacía
caso. Llegó como pudo a la puerta, abriéndola y viendo a los dos
hombres que se peleaban por ella. Ambos la miraron sorprendidos.
- Que haces de pie!?
- Acuéstate!!
Pero Nana les ignora,
tener a Kéven delante es lo único que deseaba, y así como su
corazón lo indicó, se lanzó a sus brazos abrazándole. Kéven
contestó al abrazo y ambos lloraron. Lloraban abrazados y besándose.
A simple vista era obvio que su relación era especial. Ji Hwan que
estaba presente se sintió dolido y sin más, se dio la vuelta y se
fue. Katherine que se sentía culpable, lo siguió, corriendo tras
él. Ninguno de los dos habló. Se encontraban en un parque algo
lejano, y Katherine no sabía como reconfortarle.
- ¿Estás… bien?
- Si – dijo él-
¿porqué no me lo dijiste?
- Lo siento… no pensé
que vuestros sentimientos pudieran crecer tanto…. Pensaba que solo
era por parte de ella…
- Ya veo – dijo Ji Hwan
mirando al horizonte
- La quieres? Digo… la
amas de verdad? – preguntó Katherine, todo en un tono de voz
comprensivo y preocupado.
- Si…
Ella no sabía que hacer
y simplemente le abrazó ligeramente, haciéndole sentir su apoyo y
su presencia como amigos que eran. Unos 10 minutos después, Ji Hwan
le pidió a Katherine que le contara la historia, y Katherine así lo
hizo. Nana y Kéven eran novios. Eran una pareja formal y seria. Él
era futbolista y los dos se amaban. Aquella historia sonaba bonita,
pero para él era mortífera. Él la había amado. La había cuidado…
Incluso se dejaba llamar por un nombre que no era el suyo… sin
saber que aquel era el nombre de la persona que Nana realmente amaba.
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